La batalla por el maillot amarillo ya ha comenzado. Sí, aún restan unos meses para que la bandera a cuadros se despliegue sobre Bilbao y dé comienzo una de las ediciones más esperadas de los últimos años después del exitoso duelo entre Tadej Pogačar y Jonas Vingegaard, resuelto con victoria para el contendiente danés. Jumbo Visma y UAE han instalado un ojo en la meta, que es el Tour de Francia, y otro en el contrincante. Así se pasaron el invierno, fichando y perfilando un tren imparable para enfrentarse al rival, al tiempo que los dos protagonistas reposaban enlazando viajes vacacionales ajenos a toda esta maquinaria que dos de los equipos punteros en las pruebas por etapas estaban poniendo en marcha.
Fichajes en el periodo otoñal, y en invierno ha comenzado la Guerra Fría más absoluta. UAE ha arrancado el año como un absoluto tiro, ganando el Tour Down Under o la Vuelta Andalucía con autoridad, dando la sensación de que si no llega a ser por el problema de Jay Vine en el UAE Tour, la carrera bien podría haber sido suya. Wellens también ha ganado y, por supuesto, su gran líder y leitmotiv ha dado el do de pecho, acumulando ya cinco victorias en los primeros seis días de competición. Cifras al alcance de muy pocos y que han despertado los comentarios a favor, la mayoría, y en contra de esta estrategia.

Johan Bruyneel se ha posicionado en contra, afirma en The Move que estos esfuerzos son innecesarios y que el problema de un talento como Pogačar está sentado en el volante, que la instrucción correcta debería ser transmitirle calma al ciclista. Para el ex director deportivo, campeón de nueve ediciones del Tour, la clave va a estar en el mes de julio, el que debería ser el centro de la temporada del líder del UAE. Al fin y al cabo, ése es el objetivo principal de ambos conjuntos por encima de todos los demás, incluso todas estas pequeñas victorias que está acumulando el conjunto de los Emiratos al inicio de la campaña.
Lo que buscan es ganar esa guerra psicológica, ser quienes lleven la batuta y quienes marquen el tempo en un duelo que de repetirse en 2023 podría convertirse en un clásico de todos los tiempos. No hay que obviar que UAE en estos momentos son el equipo del aspirante a recuperar el trono, que actualmente posee Jonas Vingegaard. El danés dará un zarpazo más pronto que tarde para demostrar que también está en forma y es capaz de acercarse a las victorias si Jumbo así lo desea. Pero, digamos, al conjunto neerlandés le interesa olvidarse de una guerra previa en la que no tiene nada que ganar y sí mucho que perder.
Si caen en la trampa de alimentar esa comparación entre ambas trayectorias a lo largo de estos primeros meses de competición, le habrán dado la ocasión a Tadej y compañía de partir de cero en un combate donde ya están ganando, puesto que el dorsal 1 en Bilbao recaerá sobre las espaldas de su corredor y no en las del esloveno. También todas estas victorias y exhibiciones cargarán de una sobrepresión mediática al subcampeón, ansioso por ser de nuevo el número uno del Tour de Francia, que es la carrera que da y que quita año tras año. Es tal la necesidad de dar ese golpe encima de la mesa que el campeón de la Vuelta Andalucía ha variado su calendario.

Pogačar se hará coincidir con su rival en la París Niza, tal vez elegida por Vingegaard y su equipo para evitar entrar en duelo directo y desinflar esa necesidad de mostrarse demasiado pronto. Jonas no tiene interés en ninguna carrera más que el Tour y aunque en algunas esfuerce su condición para afinar el estado de forma de cara al mes de julio, podría perfectamente pasar sin conseguir victoria alguna hasta la gran cita francesa. Si ambos ciclista disputan la general de la ‘carrera hacia el sol’, no quedará más remedio que comparar los resultados y contarlo como un primer round. No sería de extrañar que Vingegaard se dejase ir y retrasase los tests a una mejor ocasión. Porque no cotiza que Tadej dispute la general de su sustituto de Tirreno Adriático.
Con su ambición, el ciclista nacido en Klanec querrá añadir la París Niza a su colección cada vez más excelsa de triunfos. Ha renunciado a Strade Bianche para acometer con casi toda seguridad el asalto a la Milán San Remo por segundo año consecutivo. Vingegaard se mantiene alejado de estos postulados de ciclista total y se centra en lo suyo, que son las rondas de tres semanas, si bien hasta la fecha sólo ha disputado una: el Tour. Tadej está ocupado en su tarea por incrustarse en la historia, lo cual es muy loable, pero quizá no sea el mejor camino para convertirse en un dominador del mes de julio, checkpoint por el que pasa irremediablemente su posible futuro reconocimiento como uno de los mejores ciclistas de la historia.
Jumbo Visma tiene a Primoz Roglic en el dique seco. El compatriota de su rival ha sido durante muchos años el sostén del equipo a lo largo de la temporada, en combinación con un Van Aert que aún se encuentra en fase de recuperación tras la intensidad del ciclocrós. Hasta que lleguen las clásicas y despeguen hombres como Van Baarle o el propio subcampeón del mundo en el barro. Vingegaard se podría mostrar también en O Gran Camiño y seguro que es una idea para dar respuesta a tanta exhibición del lado opuesto del campo de tiro.

Por el camino, mucha munición perdida, muchos cartuchos que se echarán de menos. Pogačar es un ciclista fuera de categoría, es evidente, pero Vingegaard también lo es. Tal vez en varios esfuerzo y en el cómputo general de la temporada, el esloveno tenga mucha ventaja. Pero en lo que respecta a una carrera, con el danés guardando piernas para los esfuerzos que vendrán en un estilo más clásico y propio de los primeros 2000 y de la generación que compitió contra Lance Armstrong, si la mala suerte no le acecha, puede que sea complicado batirle en el duelo del mes de julio.
Una forma de organizar la temporada que, de triunfar el corredor del Jumbo Visma en los Campos Elíseos, bien podría imponerse de cara a próximos años. Quien quiera ganarle, debe llegar al menos en las mismas condiciones que él. Hoy día que los datos lo son todo y que casi se conoce a ciencia cierta lo que pasaría en un duelo directo entre ciclistas de diferentes escuadras, calcular cada gramo de fuerza para aplicarla en ese momento equis y día ‘d’ se puede volver fundamental.
Jumbo Visma aguarda agazapado para ir dando zarpazos selectivos mientras el conjunto sigue en su burbuja de moral, en su victoria por la mínima de cara al partido de vuelta. El tiempo juega a su favor, cediendo el protagonismo y la iniciativa a quien realmente tiene que hacer girar las tornas. Ese peso sobre los hombres no es sencillo. No durante tanto tiempo, que son los duelos que van de julio a julio, como antaño. Nada que ver con esas rencillas resueltas en un Giro de Lombardía o Vuelta a España que ejerce de parada intermedia entre duelo y duelo. A veces, más que el hecho es el tiempo que se emplea en darle vueltas y vueltas. Ésa es la mayor prueba de una derrota.
Escrito por Jorge Matesanz
Foto de portada: ASO / Charly López