Se puede considerar una de las etapas reina. Cuatro puertos y final en alto en el más famoso y duro de ellos. De salida, el Portalet en sus últimos cinco kilómetros para que en el descenso se juegue la formación de la escapada, algo que entraña bastante peligro. Si no se forma de forma definitiva, que es posible, el Aubisque será un auténtico polvorín. De ahí hasta Argeles-Gazost no hay un metro llano y hay que subir y bajar Spandelles, que ya causó pavor en el Tour por su ascenso y su descenso. Y de premio, el Tourmalet. Desde Luz Saint Sauveur, para que la general salga definida.

