Psicología

Psicología – el efecto halo

El efecto halo es un mecanismo cognitivo que se produce en muchos ámbitos de la vida cotidiana, incluyendo el deporte.

El efecto halo es un sesgo cognitivo por el cual la percepción de un rasgo particular supone atribuir e inferir una serie de características del mismo valor, que en realidad no sabemos si se poseen o no. Percibir una característica o impresión positiva en un aspecto determinado de una persona u objeto, presupone también que posea otras de la misma valencia, en otras áreas no directamente relacionadas, sin saber realmente si las tiene o no. Por lo tanto, a partir de una característica positiva de una persona, inferimos otra serie de atributos del mismo signo, sin saber si realmente los posee. Y este efecto, con las redes sociales, se hace aún más patente.

Este término, fue acuñado por E.L Thorndike en 1920 y ha sido respaldado ampliamente por investigaciones científicas.

Vamos a verlo con un ejemplo. Si percibo en una persona un rasgo positivo, como ser guapa, la atribuiré a la vez otra serie de rasgos positivos como ser buena persona, inteligente, brillante, amable, simpática, buena estudiante, etc. a pesar de ser características no observables y no conocer si es así exactamente. Por tanto, un aspecto concreto percibido (En este caso el atractivo físico, que suele ser la variable que produce con más potencia este efecto) se extiende o se condiciona a otros no relacionados (Personalidad, competencia, valores, etc.)

Este efecto, se produce en ámbitos muy diversos, como en las relaciones sociales, las aulas, los juicios, ámbitos laborales, el deporte… y su uso está muy extendido en publicidad y marketing.

¿Por qué se produce el efecto halo?

Las personas tienden a intentar clasificar la realidad del modo más ordenado posible. Es una necesidad de categorizar y clasificar lo que nos rodea. Por lo tanto, emitimos juicios constantemente, aunque a menudo no hay suficiente información disponible para poder hacerlo de modo fiable. A pesar de ello, este tipo de funcionamiento suele ser efectivo en la mayoría de las ocasiones, pudiendo formar una imagen significativa con pocas impresiones percibidas. Este proceso, habitualmente se hace de modo automático y supone una influencia enorme en la interacción de las personas, ya que influye en nuestros juicios sin darnos cuenta en muchas ocasiones. Estos juicios suelen ser resultado del aprendizaje social (Familia, amigos, redes sociales, entorno laboral, etc.) y a partir de ello, condicionamos las relaciones personales.

¿Cómo afecta en el ciclismo?

En el ciclismo, como es lógico, este efecto también se produce, siendo a veces algo anecdótico. Pero en otras ocasiones, en determinadas personas y contextos, puede llegar a ser perjudicial y afectar sobremanera. Veamos algunos ejemplos de situaciones donde se produce este efecto, tanto en la vida real como en las redes sociales:

  • Cuando vemos a un ciclista con una bicicleta muy buena o modelo tope de gama, inferimos en un primer momento que va a andar mucho y su calidad va a ir acorde a la de su bicicleta. Algo similar ocurre también dependiendo de la equipación que use, marca, tipo, etc.
  • Si físicamente está fino, también solemos deducir que es porque entrena mucho, se cuida y por tanto va a andar bien.
  • Cuando salimos con alguien que tiene mayor nivel que nosotros, pensamos directamente que va a ir muy deprisa, que nos va a llevar con el gancho, que nos va a tocar sufrir, aunque esté en una parte de la temporada donde entrene poco o el recorrido sea suave y corto. También sucede cuando salimos con una grupeta con un nivel superior al nuestro. En estas situaciones, a veces, se tiene la sensación de ir muy deprisa e incluso sufriendo, aunque luego la media nos diga otra cosa.
  • En una competición, se da también este efecto con los ganadores o ciclistas que hayan hecho un muy buen resultado, ya que extrapolamos una serie de virtudes positivas simplemente por un resultado numérico. También ocurre en las marchas cicloturistas más conocidas, produciéndose el efecto a partir de un tiempo o puesto logrado.
  • Si en redes sociales una persona tiene fotos muy bonitas, subiendo puertos duros, haciendo rutas de mucho desnivel o lugares significativos para el ciclismo, con una probabilidad alta, tenderemos a inferir que es un ciclista con mucha calidad, que se prepara bien, etc.
  • En Strava cuando vemos los entrenamientos de algunas personas, los desniveles, kms, medias, potencia, sus koms o tiempo en diferentes segmentos, etc. Sucederá algo similar a lo que ya hemos comentado anteriormente.
  • E infinidad de ejemplos más que podemos haber vivido en primera persona.

Uno de los problemas asociados a este efecto halo, es que muchas veces nos frustramos intentando compararnos con otras personas y eso dificulta nuestro establecimiento de objetivos, amenaza nuestra autoconfianza, repercute en la motivación e incluso nos puede hacer rendir peor.

Y cada uno de estos ejemplos, también tiene la parte opuesta, es decir, atribuir características negativas dependiendo de lo que observamos, si la persona usa una bicicleta de gama baja, poco cuidada, desfasada, etc. Si lleva ropa de marca desconocida, muy antigua o ni siquiera ciclista. Si sabemos que su nivel es bajo por las referencias que tenemos o nos han contado. Si no tiene resultados o son poco significativos en caso de competir o con tiempos discretos en marchas cicloturistas. Y lo mismo en redes sociales, si no las tiene o las usa muy poco, sin mostrar nada atractivo, con datos poco relevantes, etc. Y en muchos casos, este tipo de juicios negativos nos puede jugar malas pasadas por exceso de confianza.

Y por supuesto, también se produce este sesgo sobre los ciclistas en general, sobre todo cuando personas que no lo son, cuando se ve a un ciclista por la carretera o la ciudad. A pesar de las estadísticas, para muchas personas, todos los ciclistas son incívicos por naturaleza “Es que van provocando atascos por la carretera” “No van por el arcén a pesar de haberlo” “Seguro que lía alguna” “Se saltan los semáforos en rojo o los pasos de cebra” “Deberían ir por el carril bici y no por la carretera” “No tienen derecho a ir por la carretera ya que no pagan impuesto de circulación ni tienen seguro” hasta otras más graves sobre todo cuando hay accidentes “Seguro que iba mal, despistado, se ha salido del arcén, se ha cruzado cuando no debía, etc.

¿Podemos evitar el efecto de halo?

La respuesta es sí, se puede evitar. A menudo es suficiente con no quedarnos con el primer juicio que hagamos de modo automático, en ese primer momento de evaluación. Y tras esa impresión inicial, hay que intentar ir más allá, ser crítico e intentar comprobar si tenemos datos suficientes para sustentar todas esas atribuciones automáticas que hemos realizado.

Es esencial, por tanto, evitar juicios apresurados basados únicamente en las impresiones iniciales sobre características externas e intentar recopilar toda la información disponible sobre esa persona u objeto que estamos evaluando, para confrontar la opinión inicial que hemos creado. El efecto halo se mantiene hasta que nos encontramos con evidencia de lo contrario.

Otra manera de evitar este efecto es buscar referentes que sean similares a nosotros, en categoría, nivel deportivo, físico… y a partir de ahí, decidir si se puede aprender algo respecto a él o imitar.

También podemos recurrir a realizar un establecimiento de objetivos de un modo adecuado y centrado en nosotros mismos. Es decir, no basar nuestros objetivos dependiendo de lo que veamos en otros, que a veces ni conocemos, pero vemos en redes y nos resulta atractivo. Es esencial, establecer unos objetivos de realización y de resultado acordes a nuestras características, que los mismos sean realistas, realizables y que supongan un cierto nivel de reto y dividirlos temporalmente de un modo adecuado.

Es igualmente muy importante tener cuidado con las comparaciones. A veces intentamos hacer lo que hacen los demás cuando se produce este efecto halo y creemos que tenemos que entrenar lo que ellos, llevar el mismo material, tener los mismos objetivos, rendir del mismo modo, etc. Y cada persona es un mundo y las situaciones son de cada persona son únicas y diferentes. Y, por último, es vital valorar lo que hacemos nosotros cada día, basarnos menos en lo que vemos en los demás, sean compañeros o no y en las redes y ponernos en funcionamiento, basándonos en nuestros objetivos previamente establecidos.

Escrito por Samuel Arroyo Cabello
Psicólogo Deportivo
psicologiamtb@gmail.com
www.psicologiamtb.com

Foto: @ACampoPhoto
Incluido en el nº4 de HC

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