Puertos

Puigmajor y Sóller, los dos colosos de Mallorca

La isla de Mallorca ofrece mucha variedad de terrenos tanto para el turismo como para el ciclismo. De ese modo, la sierra de Tramuntana será la que nos ofrezca la montaña, sin desdeñar los paisajes del interior de la isla donde el viento nos puede molestar sobremanera. La costa es una joya, con numerosas calas y playas, algunas no tan evidentes como puedan parecer. Un paraíso que merece ser visitado. 

Esta vez nos quedaremos en las sierras del norte, con dos puertos que pueden ser considerados los dos más duros. El primero del que hablaremos será de Sóller. Se trata de un puerto no excesivamente largo y sin unas rampas que tampoco dificulten la escalada en demasía. Eso sí, constante. De esa forma y con un trazado muy entretenido, con constantes curvas de herradura, nos hará complicado coger un ritmo constante. El descenso también requerirá atención por ese mismo motivo, además de que alguna de las curvas puede llevar a engaño en la trazada. Mucha precaución. 

En cuanto al Puigmajor, hablamos del puerto más alto de la isla. Tiene dos ascensiones bien diferenciadas: una primera hasta el túnel, de unos 14 kilómetros con porcentajes siempre rondando el 5-6%, y una segunda hasta la base militar de la cima. El acceso está limitado, pero con permiso se puede ascender, merece mucho la pena. Hasta ese punto se trata de un puerto duro, constante, con buen piso, eso sí. No habrá rampas de consideración y sólo al final, antes de llegar al túnel, encontraremos kilómetros por encima del 7%. Se hará duro por la distancia, pero nunca por ser un gran coloso. 

Desde la cima parte la carretera hasta las instalaciones militares. Pasada el túnel se encuentra la barrera, donde la pendiente se recrudecerá durante seis mil metros. Aquí sí que habrá rampas a tener en cuenta y donde el desarrollo a aplicar será importante, sin llegar nunca a porcentajes extremos. Es un ascenso abierto, con la afectación que el viento puede tener, buena carretera y tráfico nulo. El vértigo de tener el mar detrás de la mole rocosa que estamos escalando será una sensación impagable. 

El descenso será cómodo, se adivina la trazada de prácticamente todas las curvas al no haber vegetación. Da una sensación algo alpina en las vistas desde arriba. El descenso por la cara opuesta del Puigmajor no revestirá mucho peligro más allá del tráfico, sin ser excesivo. La exigencia altimétrica es menor, puesto que carece de porcentajes importantes y la longitud es menor que por la vertiente oeste que parte desde Sóller. Eso sí, es difícil determinar dónde se inicia la ascensión, ya que conecta con varias vías de acceso a esta carrera: Sa Batalla o Femenia, con subidas muy irregulares plagadas de repechos y descensos intermedios. 

Desde ahí se puede volver en la primera opción hacia el punto de partida de Bunyola pasando por Inca y si se quiere por el coll d’Honor, un segunda incómodo, o bien bajar hacia la zona de Port d’Alcudia para subir a Es Colomer y sus miradores naturales sobre el mar. Completando así una ruta durísima y maravillosa en términos de paisaje y, salvo verdadera mala suerte, un clima muy agradable. 

Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Fotos: 1001puertos.com

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