“Pues yo más querría ser entre estos el primero que entre los romanos el segundo.” Parece esta una frase muy oportuna para hablar de los objetivos de muchos ciclistas en un Giro d’Italia que finaliza en 2023 en Roma. Pero no, esta cita se la atribuye Plutarco al gran Julio César cuando, camino de Hispania, mientras atravesaba los Alpes, quién sabe si entre el Colle delle Finestre y Sestriere, observó cómo varios aldeanos peleaban por tener el poder en una pequeña población de la zona. Cuentan los lingüistas igualmente que en estas palabras está inspirado el refrán español que da título a este artículo, con diferentes versiones en nuestra lengua (“más vale ser cabeza de ratón que cola de león”, “antes cabeza de gato que cola de león pardo”) o incluso en inglés (“Small fish in a big pond or big fish in a small pond“).
Es este un dicho que bien puede atribuirse a muchas cosas entre las que están pasando esta temporada ciclista. Sin embargo, podemos asociar esta cita al ciclismo desde tiempos remotos. No parece casual que el primer deportista venezolano que participó en unos Juegos Olímpicos, en Londres 1948, se llamase precisamente Julio César León; al pobre le tocó sin duda experimentar lo que significa pasar de ser cabeza de ratón (múltiple campeón nacional varios años consecutivos, primer abanderado) a cola de león (eliminado sin contemplaciones en el velódromo durante la prueba de velocidad por el campeón italiano, Mario Ghella).
En 2023, tenemos el caso del colombiano Miguel Ángel López Moreno, “Supermán López”, despedido del Astana, sin hueco en ningún World Team y reenganchado al equipo UCI continental Medellín que lidera Óscar Sevilla. Supermán tuvo una temporada 2022 discreta, con una única victoria (cuarta etapa del Tour of the Alps, para más inri). Este año ya lleva ocho triunfos UCI, aunque casi todos en pruebas menores de la categoría más baja del UCI America Tour, en lugares que incluso nos cuesta situar en el mapa (Catamarca, Gila, Bantrab… ¡ah, no, que este último es un banco guatemalteco!). No pretendo restarle valor a todo “lo que pesca” en estas pruebas el ciclista de Pesca (Boyacá), tampoco desmerecer a sus compañeros de equipo ni a sus rivales, pero a todos se nos pasa por la cabeza que su lugar natural, como el de su paisano Nairo Quintana, no es un club de tercera división con un calendario tan reducido.

Si hablamos de equipos, el “ex de Nairo” es el que más puede asociarse a esta frase. En su pelea por conseguir un hueco como World Team, el Team Arkéa Samsic hizo de la prueba Tro Bro Leon su verdadero “coto de caza” particular en Bretaña, en torno al Finisterre galo. Tro Bro Leon significa “Tour du Pays du Léon” en la lengua bretona, un antiguo principado en torno a Brest. Se trata de una prueba con paisajes espectaculares que va creciendo y haciéndose cada vez más grande dentro de las que incluyen “gravel” o “sterrato.” Arkéa ha sido “cabeza del (Tro Bro) León” dos años seguidos, con Connor Swift (2021) y con Hugo Hofstetter (2022). En 2022, esto les permitió acumular hasta 465 puntos UCI de una tacada, lo que sin duda ayudó mucho a ganarle la batalla a Lotto o Israel por una plaza WT. Ya como equipo de máxima categoría, hace unos días “solo” lograron colocar en la meta en Lannilis a un ciclista entre los 20 primeros (Laurent Pichon, 7º). Como ProTeam (“cabeza de ratón”), Team Arkéa Samsic hizo dos temporadas seguidas espectaculares (22 victorias); como World Team (“cola de león”), llevan este año cuatro triunfos, pero todos en pruebas modestas de Class 1, ninguno en “WorlTour Level.” La aspiración de muchos equipos es por supuesto llegar al máximo, pero no siempre está claro si compensa el salto a una categoría mayor. Como ProTeam, Arkéa ya tenía un estupendo calendario en el que era muy competitivo, sin necesidad de estar obligado a correr en pruebas en las que está muy por detrás de los “grandes.” La sensación desde fuera es que los patrocinadores también obtenían más visibilidad del equipo en años previos que ahora.
En cuanto a países, también podemos aplicar este dicho a una situación reciente. Imagina que eres la federación ciclista de un país “random” con un ránking UCI bajo (por debajo del top 50 mundial) y quieres contribuir a ganarte el derecho a tener algún representante en la prueba en ruta de los Juegos Olímpicos de París 2024. ¿Qué harías? Podrías apoyar a los mejores ciclistas del país, invertir mucho dinero en medios y entrenadores. No es un mal comienzo, pero se antoja un proceso lento formar talento y eso no te va a garantizar a corto plazo una plaza en los próximos Juegos Olímpicos. Necesitas resultados, puntos UCI. ¿De dónde los sacas? Pues te montas varias pruebas UCI de la menor categoría posible (1.2.) donde rascar esos puntos con mayor facilidad… La UCI encantada, unos cuantos francos suizos que se lleva por convertir en internacionales y oficiales esas pruebas. Pero, ¿y si después de todo ese esfuerzo otros equipos se llevan esos puntos UCI que tanto buscas? Si eres quien organiza la carrera, algo se podrá hacer para “garantizar” un buen resultado.
Eso han debido pensar en Uzbekistán. Han organizado cuatro carreras 1.2. en mayo, todas esta pasada semana. Con el sistema actual, compensa más organizar cuatro pruebas 1.2. sueltas (154 puntos al top10, con 40 puntos al ganador de cada “clásica”) que una vuelta de varios días (la general reparte 154 puntos al top 10, con 40 puntos al ganador de la general final y solo se dan 7 puntos al ganador de cada etapa). Así que 4 pruebas de un día “salen más a cuenta.” En la primera de ellas, una minicronoescalada de 9,5 km (The Tour Oqtosh – Chorvoq – Mountain I 1.2.), éxito uzbeko: el ganador local, Ulugbek Saidov arrasa sacando prácticamente tres minutos al resto de rivales y colocan también a otros dos ciclistas nacionales en el top10; sorprende el rendimiento del ganador, sin victorias UCI previas ni top10 (su mejor resultado internacional en una crono fue el 63º puesto en Gemenc Grand Prix 2018). En redes sociales se filtra la explicación “extraoficial” (no corroborada por la UCI, al menos por ahora): Saidov y su compatriota Behzodek Rakhimbaev (3º) presuntamente han sido remolcados por un coche durante la subida. En la segunda prueba, 173 kilómetros en línea (The Tour Oqtosh – Chorvoq – Mountain II), los uzbekos son más discretos con sus estrategias y se “conforman” con un 5º puesto (el incombustible Khalmuratov) y un 8º (Eminov). La tercera prueba (Tour of Bostonliq I) es otra crono, pero llana, de 30 kilómetros. Las instrucciones que dan a los equipos extranjeros es que se disputará en bicicletas convencionales (algo habitual en estas pruebas, para evitar costes de desplazamiento y facilitar la participación de otros países), pero en la salida todos ven cómo todos los uzbekos y kazajos sí cuentan con bicicletas de contrarreloj. Nuevo éxito para los ciclistas locales, que logran otros tres top10, con Khalmuratov (4º), Rahimbaev (6º) y Bocharov (7º).

En la cuarta y última carrera, otra prueba en línea (Tour of Bostonliq II, 170 km), han disimulado un poco más y se han conformado con un 8º puesto (de nuevo Khalmuratov, que es quien, a sus 40 añitos, probablemente más pelea por la plaza en París). El caso es que Uzbekistán, conocido por “el zigzagueante califa” Djamolidine Abdoujaparov, tiene este año dos equipos UCI continentales (Tashkent y Samarkand), pero prácticamente no logran puntos UCI en las pruebas que corren en lugares como Turquía o Arabia, donde compiten contra equipos internacionales pero se sienten más bien “cola de león“. En cambio, en su casa, con “sus normas”, sí han logrado ser “cabeza de ratón“, aunque eso no les garantice ni mucho menos aún una plaza para los Juegos Olímpicos.
Valgan estos tres ejemplos, entre otros muchos, para valorar este ciclismo de ascensos y descensos, de ránkings y plazas, de puntos UCI, en el que la competencia por ganar es (casi) tan feroz como en cualquier “carrera social” o incluso “marcha cicloturista al uso”, donde hay codazos por salir en cabeza y por supuesto tampoco nadie quiere llegar a cola. Pidiendo disculpas a los tigres por la omisión, cierro este artículo volviendo a Italia, para parafrasear al maestro Rocco Torrebruno: “Ratones (ratones). Leones (leones). Todos quieren ser los campeones.”
Escrito por: A. M. Fuente (aka Viktor Frankenaerts: @cyclinggeo)
Foto de portada: A.S.O./Jonathan Biche
Muy buen artículo. Esto mismo han hecho los turcos durante muchos años para asegurarse plazas olímpicos. Hacer muchas carreras con muchos corredores turcos y sumar puntos.