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¿Qué ha sido de Chris Froome?

Los deportistas de toda índole, incluso los supercampeones, tienden a la decadencia en el atardecer de sus carreras profesionales. Es normal, es humano, pues el trabajo físico acarrea cada día mayores dificultades, también y sobre todo el psicológico. Vivir concentrado es una suerte que tiene fecha de caducidad. Lo que sorprende en el caso de Chris Froome no es que por fin haya concedido una oportunidad a la vida de reintegrarse en ese ciclista cibernético que era capaz de ganar con calculadora de hierro a sus rivales, sino lo acelerado y repentino del proceso, coincidiendo con la terrible caída a la que tanto se agarran sus justificadores.

Te despistas un poco y, de repente, Chris Froome ya no está en la primera línea del ciclismo. Las razones que hay detrás de esta caída de rendimiento es uno de los enigmas más difíciles de descifrar. Sus defensores se aferran a la durísima caída en el reconocimiento de la contrarreloj de Dauphiné. El video que se viralizó no refiere a un accidente tan severo como sí fueron las lesiones. Tanto que debió ser evacuado en helicóptero y pasó de fantasear con el quinto Tour a desaparecer el resto de la temporada.

Sus detractores, dependiendo del grado de inquina, pasean por teorías de todo tipo. Pero sí hay que reconocerles un hilo de sombra, y es que la no renovación del ciclista británico pudo ser un tema que de alguna forma jugara un papel en su bajada tan severa de rendimiento. A quienes achacan que las lesiones afectaron su rendimiento de forma capital habrá que admitirles su parte de razón, no cabe duda. Pero el caso es que los resultados de ese mismo año 2019 estaban siendo muy discretos para el ciclista del que hablamos, mucho más en la línea del resto de su carrera que en la del dominador sin escrúpulos que había mostrado ser hasta aquella fecha.

En Volta a Catalunya se clasificó 148º en la etapa reina, la llegada a Vallter 2000. Alcanzó la cima casi media hora más tarde que su compatriota Adam Yates. En Vuelta a Colombia le sucedió parecido en la última llegada en alto, y eso que el nivel de la startlist nada tenía que ver con una prueba World Tour. Las sensaciones que dejó esa etapa pre-caída fueron las mismas que los meses y años que han venido detrás. Los ciclistas que han demostrado tanta entidad y categoría después han mantenido, pese a perder brillo con el paso de los lavados, lo cual es entendible.

Lucho Herrera no era el gran ‘Jardinerito’ en 1992, el año de su retiro. Se llevó una etapa del Giro de Italia en todo un coloso como el Terminillo. Gianni Bugno ganó una etapa a diez días de competición de abandonar el ciclismo profesional. Induráin fue 11º en su sexto Tour. Contador cuarto en su última Vuelta, Valverde 11º en su última grande, y 6º en su última carrera. El que tuvo, retuvo, o eso dicen. En el caso de Froome no ha sido así, perdiendo por completo su protagonismo dentro del pelotón y convirtiéndose más en un embajador que en una bestia de los pedales.

Israel firmó a un ciclista muy venido a menos, hasta tal punto que costaba encontrarle en las clasificaciones. En 2023, sin tener noticias de un futuro que deberá resolverse porque el británico finaliza contrato con el equipo israelí, el calendario del otrora campeón da la sensación de ser un plan vacacional por parte de una agencia de viajes que el programa de una estrella del ciclismo que ha cosechado cuatro títulos en el Tour de Francia. ¿O no? Si lo miramos con lupa, Australia, Ruanda, Suiza o República Checa han sido los países en los que Froome ha lucido dorsal.

También en Francia, pero que nadie vaya a pensar en las carreras de más prestigio como París Niza, Dauphiné, París Roubaix o Tour de Francia, en el que su ausencia fue notoria y significativa. Sino Occitania, Mercan’Tour y Mont Ventoux. Los resultados van de la mano, pese a que se observa algún altibajo que no da idea de continuidad. Si fuesen síntomas de recuperación, el propio equipo, que son quienes tienen toda la información encima de la mesa, no le hubiese dejado ausente de una cita tan importante como el Tour de Francia. Resultados aparte, su figura de cuádruple ganador atrae demasiadas miradas como para permitirse el lujo de dejar al embajador en su embajada.

Ya no se escucha a su alrededor esa cantinela que le ha acompañado en los últimos años ante eventuales decepciones en grandes vueltas, justificaciones de sus enésimas malas clasificaciones: “no ha podido preparar el Tour, pero en la Vuelta todo será diferente…”. Y en la Vuelta nunca apareció. Su mejor clasificación en la última fue un 77º puesto en la cima de la jienense montaña de La Pandera. ¿Se habrán cansado esas voces de justificar lo injustificable?

Joseba Beloki se dejó pocos huesos por romper en esa inolvidable caída camino de Gap. Su recuperación fue costosa, trabajosa, pero llegó a buen término. Volvió a la bicicleta y pese a que nunca llegó a ser el mismo, sí se vio de él intentos, búsquedas de nostalgia en otros formatos. De Froome sólo hemos observado un día, el famoso de Alpe d’Huez donde se clasificó tercero y portaba casualmente un maillot benéfico especial que se quería promocionar.

El Tour, en previsión de los despegues fróomicos empezó a finalizar sus etapas en rampas de despegue en estaciones de esquí: Peyragudes, Courchevel… Pero no se han vuelto a producir. ¿Cavendish por Froome? Sería cambiar a un ganador de etapa en el Giro por un ciclista que se quedó a un triunfo de igualar a los quíntuples ganadores del Tour. A un triunfo se ha quedado Mark de hacer historia del todo. Comparten ese techo de cristal. Y que son británicos, claro.

¿Qué pasa con Froome? ¿Qué ha pasado con él? ¿Qué va a pasar con él? Por el momento, se rumoreaba el retorno de Cavs al ciclismo a través del Israel Premier Tech, pero quien ha llegado es el también británico Ethan Vernon. Del pasado al futuro del sprint, si bien ambas opciones son compatibles. La firme voluntad de un equipo tan serio como Israel es regresar al World Tour el próximo trienio. Froome no parece el camino para hacerlo. Y su condición de representante ilustre parece haberse amortizado ya. Desde febrero no se publica nada en la web relacionado con su desempeño en el equipo. Nuevos tiempos, parece, para el Israel y para Froome.

Escrito por Jorge Matesanz

Fotos: ASO / Ballet

3 Respuestas

  1. Se ha rumoreado siempre que en sus cuatro tours de Francia ganados, llevaba dopaje mecánico. O sea, un motor eléctrico de ayuda. Puede ser verdad, dados los continuos cambios de bicicleta que hacía durante las etapas, al agotarse las baterías. En fin, todo es especilación.

  2. Si hombre dopaje mecánico como contador o Alejandro valverde y un largo etcétera, nos corroe la envidia,,,,, o bien aquellos filetes de una carnicería de,,,,, que tenían clenvuterol, que por cierto el más perjudicado fue el señor de dicha carnicería,,,, en fin,,,,

  3. Eso no es todo. Sky y Froome quedaron de montar un escenario para la UCI en el cualconsumir 2000 mg de Salbutamaol era fisiológicamente aceptable para Froome. Nunca cumplieron. Nairo perdió al menos un 1er puesto en uno de los T de France que corrió contra Froome por disfrazar un asmático de ciclista normal. Los hermanos Yates lo dijeron después de muchos retiros en pruebas que tenían ganadas. “Si te pasas de Salbutamol puedes morir, mejor retírate.”

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