Año 2022. Van Aert no participa en el Tour de Flandes, carrera que se disputa en su casa, a las puertas de su Herentals natal. Todo anunciado tan solo unas horas antes de que dé inicio una de las citas del año. Cara de extrañeza entre los aficionados cuando conocen bajas repentinas en las startlists de las carreras, como la de Juan Ayuso en la Vuelta al País Vasco. Es una sensación que, por desgracia, se ha estado convirtiendo en la tónica habitual a lo largo de este primer trimestre ciclista que justo acabamos ver cumplir.
Una circunstancia que genera incertidumbre y frustración. También extrañeza, más que nada porque la explicación ante semejantes sucesos es ninguna. Un resfriado, en algunos casos. Será que los deportistas de élite no cuidan cada detalle de alimentación, corrientes, sueño, y todas esas variables que modifiquen para bien o para mal un estado de forma. Más aún en un entorno ciclista de vatios, cálculos de marginal gains donde absolutamente todo cuenta.
El principio de Ockham apunta a la explicación más sencilla como la más probable, y en este caso la sombra de la sospecha apunta a la que suena como más probable justificación de tantas bajas no suficientemente comprensibles. Bajas multitudinarias coincidentes en el tiempo y que efectivamente podrían deberse a la concatenación de circunstancias varias. Vamos, la razón aportada por los equipos en este caso: un malestar por allí, un constipado por allá… El invierno es duro para estar a la intemperie con ropa tan fina, siempre lo han dicho los mayores.
Pero el caso es que el aficionado también es libre para pensar y sospechar de que la falta de explicaciones claras y convincentes sea una explicación en sí misma: aquí debe haber gato encerrado. ¿Puede deberse a un repunte de contagios de Covid que los equipos, UCI o demás estamentos quieran alejar de la luz pública para que la actividad de la caravana ciclista siga adelante con cierta normalidad? Muy extraño que acaben una París-Niza cincuenta y nueve ciclistas únicamente sin ser esta recordada por unas especiales inclemencias del tiempo o una extraordinaria colección de puertos cada día. Muy extraño que de un día para otro Van Aert no sea de la partida en una de sus carreras del año, que le ha hecho sacrificar, entre otras cosas, parte del calendario de ciclocrós para llegar en óptimo estado a dichos objetivos.
Se agradecería algo más de transparencia para que al menos el aficionado supiese cuál es la realidad. Las bajas de última hora en el roster de muchos equipos enfrían el ansia por ver ciertas carreras. El duelo entre Pogacar y van der Poel fue genial. Pero era terreno y momento para ver al belga en acción. No pudimos verlo y las explicaciones, pese a que puedan ser reales, dejan más frío el ambiente que el terreno. Al final, sea por un motivo o por otro, estamos viendo una temporada descafeinada en ese aspecto, donde algunos duelos han vuelto a quedar para más adelante. Y todo sin una explicación que abrace la lógica, al menos ante el ojo menos introducido en el mundillo de los equipos, que imagino, y me caben pocas dudas, tendrán todo bajo control.
Escrito por: Jorge Matesanz (@jorge_matesanz)
Foto: A.S.O./Alex Broadway