Como ya hiciéramos con la versión española de los Pirineos franceses de la Vuelta a España, llega el momento de ir acotando zonas más concretas para ir mostrando el potencial altimétrico que contienen. Viajamos a Galicia para explorar las posibilidades que plantean dos puertos estrella en las provincias de Lugo y Orense como son Fonte da Cova y Ancares.
El primero de ellos tiene un perfil similar a la Madeleine norte, en los Alpes franceses y mito del Tour, con 27 kilómetros en un porcentaje algo inferior al 6% de media. El segundo, por su vertiente de Pan do Zarco, consiste en una subida empinadísima de 12 kilómetros con un porcentaje cercano al 10%. Son números de Mortirolo, o de Larrau, que viene a ser parecido. A ambos le sostiene la mirada de lo duro que es.
Aprovechando que el coloso francés será incluido en la etapa reina de la Vuelta, elaborar una etapa en la zona de Os Ancares que sostenga la comparación en forma y fondo es relativamente sencillo.


Por supuesto, propuestas de etapa que incluirán otras montañas de la zona. Son tantas las posibilidades
que bien merecería la pena realizar un especial Galicia sólo con las posibilidades orográficas y paisajísticas que contiene para el ciclismo profesional o el cicloturismo. Etapas que se proponen debido al juego de las comparaciones, pero que tienen su propio sello e identidad propia. Los Ancares fueron atravesados por la Vuelta a España en los años 2011, 2012 y 2014.
Sólo en la primera se realizó el puerto de Ancares de paso, siendo final en alto en las dos ediciones restantes. Contador, Froome, Purito, Cobo, Nibali o Valverde fueron algunos de los protagonistas de aquellos ratos por estas sierras. Algo apartadas del mundanal ruido, sí. Pero por algo merece tanto la pena hacer el viaje hasta aquí.


Fonte da Cova es directamente un coloso que no ha sido estrenado por la Vuelta. Ni por el ciclismo profesional. Su altitud, superior a los 1850 metros de altitud le convierten en la cima de Galicia, un hecho que ha pasado desapercibido para las organizaciones e instituciones locales, que no han querido hasta la fecha apostar por este coloso que arranca en Valdeorras y escala sorteando canteras de pizarra.
Es cierto que esas explotaciones afectan al aspecto estético de la subida, pero a cambio en la parte alta, donde ya se pierde visión sobre esa fase del puerto, el paisaje se abre majestuoso, con ciertos to- ques alpinos. Una impresión que también ofrece Ancares, una antítesis de Fonte da Cova. Puerto largo contra puerto corto de buena rampa: si hay que elegir, mejor quedarse con ambos. A la gallega.
Col du Tourmalet. Etapas gallegas

Una vez se inicia esta etapa, se desciende toda la vertiente a subir del último puerto. Por tanto, ayudará a ver dónde son las zonas complicadas y dónde estarán los puntos clave para atacar o defender. Sin casi descanso se llega a la zona de Valdeorras para subir A Moeda,con una zona de sterrato y un señor puerto, con mucho parecido con el Aubisque.
San Mariña, ese coloso suspendido por el temporadal de nieve, da continuidad al encadenado y tras una zona de llano, regresamos al punto de inicio, ascendiendo en esta ocasión por A Medua, que endurece un tanto la fase inicial de la subida final. El Tourmalet seguirá siendo mucho más duro, no cabe duda. Pero el parecido altimétrico de la última parte, la realmente relevante, y como indica el gráfico superior, hace que ambas subidas no disten tanto.

La etapa en sí es lo más noticiable, con un parecido asombroso a la original. Los paisajes del Pirineo francés, eso sí, tendrán poca comparación, si bien el paisaje gallego no se queda atrás en belleza. Este puerto final no será exactamente el súmmum de estética, pero responde a la perfección en el papel de última montaña, con esa dureza necesaria, pero que no condiciona demasiado a los atacadores a la hora de atacar de lejos.
Larra – Belagua. Etapas gallegas
Pensar en comparativas para Larrau no es nada fácil porque no hay muchos puertos fuera de los Alpes italianos con características a observar de similar naturaleza. Lo más aproximado podría ser la vertiente de Pan do Zarco, con 12 kilómetros que rozan el 10%. El coloso anterior, Hourcere, tiene un buen equivalente en Pelliceira, el estrecho e inédito coloso que une Ibias, en Asturias, con Galicia y los Ancares a base de rampas de doble dígito. El final es en Albergue de Ancares a través de Sete Carballos, una llegada similar a la versión francesa. El último kilómetro es durísimo.


Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos y gráficos: HC / APM