Alrededores del Museo del Louvre, en París. Es el 13 de julio de 1950 y son las 7 menos diez de la mañana. La hora no es óbice para que una gran multitud de personas pulule y curiosee por la zona. Han ido a despedir a los 116 ciclistas que van a tomar la salida del Tour de Francia. Los corredores están a la espera de que se les dé el banderazo de salida. Es al cineasta Orson Welles al que le corresponde tal honor. Así que la multitud, además de despedir a los gigantes de la ruta, se pone de puntillas también para intentar ver al famoso director de cine…
Welles, sonriente, departe con Gino Bartali. Finalmente, el movimiento hacia abajo del brazo de Welles, y la salida de los ciclistas, desatan el clamor y los aplausos del público. El Tour 1950 ya está en marcha.
El tema de conversación entre la afición gala, en los días previas previos a esa salida, es el nombramiento de Louison Bobet como líder único del equipo nacional francés. El entonces director deportivo Francis Pélissier opinaba que “Bobet es un buen muchacho, pero al que aún le falta “gabarit” (empaque, vitola) de los grandes campeones”. Y pronostica esa afición, que los grandes rivales para los galos nuevamente van a ser los italianos de su selección nacional, encabezados por Bartali y Magni. Además de las selecciones nacionales, toman la salida tras el banderazo de Welles varios equipos regionales franceses, y un equipo italiano denominado “Cadetti Italiens”, que luego cobrará amplio protagonismo.
Fue este Tour de 1950 el primero en el que se comenzó a aplicar el fuera de control al final de cada etapa, lo que provocó un gran número de eliminados. Pero hubo alguna excepción: por ejemplo, la del dorsal 11, el belga Maurice Blomme. En la etapa pirenaica con final en Saint Gaudens, Blomme, además de llegar último, lo ha hecho también fuera de control. Sólo la clemencia de los organizadores le permite continuar en carrera. Blomme se siente en deuda. Pese a estar hecho unos zorros, en la etapa siguiente camino de Perpignan, nuestro belga demarra en los primeros kilómetros. Cuenta con la anuencia del pelotón, sabedor de sus escasas posibilidades.
En la centena de kilómetros de etapa, Blomme aventaja al pelotón en dieciséis minutos. La canícula le empieza a afectar. Pero parece que va a llevar a buen puerto la escapada tras doscientos trece kilómetros en fuga. Increíblemente, a falta de cuarenta metros para la línea de meta, cae víctima de la insolación. Los auxiliares y el público intentan que vuelva en sí. Finalmente, lo montan en la bici y logran, empujándole y sosteniéndole, que cruce la línea de la meta como vencedor. La organización debió volver a hacer la vista gorda. No fue descalificado. Hoy día, se pueden encontrar ustedes a Maurice Blomme como vencedor de aquella canicular jornada.
Falta centrarnos en los hechos más principales de aquel Tour. Los que determinaron la victoria final del suizo Ferdi Kubler en el Parque de los Príncipes parisinos.
En la pirenaica décimo primera etapa, la misma donde Blomme llegó fuera de control, Gino Bartali ha decidido pasar a la acción. Un gran esfuerzo de Jean Robic en el Col d’Aspin le permite contactar con el italiano. El público está muy excitado. Hay personas, incluso borrachas, que tratan de impedir el paso a Bartali. En el tumulto Bartali derriba a Robic.
Pese al incidente, el toscano se adjudica la etapa que finaliza en Saint Gaudens, en donde su compañero de equipo Fiorenzo Magni se ha vestido de líder. De todas formas, Bartali está furioso por lo sucedido y declara que va a abandonar el Tour. El director deportivo de la selección transalpina, Alfredo Binda, está de acuerdo con Bartali.
Por la noche, el jefazo del Tour de Francia Jacques Goddet busca a los italianos por Loures-Barousse. Los encuentra. Bartali fuma un cigarrillo tras otro. Está muy nervioso y mantiene ante Goddet su intención de abandonar. Binda confirma a Goddet que ningún italiano de la selección va a salir al día siguiente.
A la mañana siguiente todo sigue igual. Goddet va a efectuar un nuevo ofrecimiento a los italianos. Ya que Bartali va a abandonar, el gran patrón ofrece que el actual líder Fiorenzo Magni continúe en carrera junto con el otro equipo italiano, el “Cadetti Italiens”. Para Binda, esta oferta es la gota que colma el vaso. El equipo “Cadetti” tampoco va a ser de la partida. Si Goddet no quería taza, iba a tener taza y media.
Ante la estupefacción general, ningún italiano toma la partida en Saint Gaudens. La prensa italiana carga contra el Tour de Francia. Para evitar mayores incidentes, Goddet decide que la etapa que iba a finalizar en San Remo cambie de lugar. En Perpignan, es Ferdi Kubler quien se viste de amarillo. El “maillot jaune” ya no cambiará de portador hasta París.
Escrito por: Raúl Ansó Arrobarren (@ranbarren)