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¡’Red rocket Remco’, de qué planeta viniste?

Circulan por Twitter las comparaciones de Remco con un cohete (red rocket Remco, las tres ‘r’). Otros usuarios le comparan con las lanzaderas del Super Mario Kart. Ciertamente se quedan cortas. Dan ganas de imaginarse cómo sería vestirlo de abeja como a los Jumbo y pensar en la comparativa con su despegue pista adelante. Plato de sesenta dientes, un número que a Indurain sólo le cabía en las unidades (56), contrarreloj con tendencia favorable y un ciclista que en estos momentos compite en otra liga. Si el Covid no lo remedia y los estados de forma no fluctúan, que todo puede pasar, el actual maillot rojo es considerado de forma unánime virtual ganador de la presente Vuelta a España.

Pero cuidado*. Las muestras de superioridad han sido tales que daba miedo verle rodar. En treinta kilómetros ha añadido 48″ de ganancia con respecto a Primoz Roglic, quien, por si había alguna duda, se erige como principal rival del ciclista belga. El esloveno adelanta a Enric Mas, quien, pese a haber firmado un buen registro, se ha hundido en la parte final del recorrido. La locomotora roja estuvo a punto de atropellar al balear, pero por suerte para el de Movistar la estación se encontraba ya demasiado cerca. Dos minutos más para el español, que pasa a la tercera plaza.

El futuro se hizo presente. En Alicante, lo que no implica que sea en Almería en la etapa siguiente, Carlos Rodríguez fue el cuarto más fuerte, Remi Cavagna mediante. Si evitamos pensar en Remco como referencia, el de Ineos únicamente ha regalado 34″ con Roglic. Un minuto más prácticamente se deja Ayuso, aquejado de dolores de cabeza durante la mañana. Las siguientes montañas llegan en el día 12 de competición. Catorce de que se inició en Utrecht. Dos semanas exactas que servirán de test (no Covid) para los baby españoles.

© Unipublic / Charly López

La locura se extendió entre el resto de rivales como un grupo de pulgas por una manta vieja. Simon Yates destrozó los pronósticos de los comentaristas habiendo conquistado una crono en el Giro de Italia esta misma temporada. ¿Falta de atención o de confianza en el británico? Miguel Ángel López pasaba los intermedios en motocicleta. Hubo gente que dudaba no fuese la vuelta de reconocimiento de Remco. Impresionante el colombiano. Bien su compa De la Cruz. Ahora a volar, a romper el frasco de las avispas que vigilaba Homer Simpson. A degustar el placer de Doug Stamper codiciando a unos y a otros, extorsionando a los escaladores fake de piernas débiles.

Siempre pienso en el personaje de Dragon Ball cuando hablo de Tao. Estuvo bien el británico campeón de un Giro. La caída de Praeres le ha dejado atrás. Seguro que regresa como el corcho insumergible que siempre flota. El ruso de pasaporte francés anduvo escondido cual ex espía. La contrarreloj delató muy buen resurgir en este tercer amanecer de la Vuelta. O’Connor dejaba en la cuneta a Valverde (él no lo haría) y mostró casta y orgullo. Bien. Y llegamos a Joao Almeida. Gonçalves no tuvo el día. Recio, regio e imperturbable, se dejó en la equivocación con el desvío de coches el tiempo que separaba la ambigüedad entre considerarse un buen crono o uno malo. Expiró el tiempo de ajuste: Ayuso sale por delante en el escalafón hasta que la realidad nos abofetee a todos. Sigo sin comprender, por cierto, lo de Jai Vine. Desconozco si en los simuladores de carreras existe la opción de perderlas adrede. Igual sí, pero en la versión premium.

© Russ Ellis (publicado por Remco Evenepoel en su cuenta de Twitter)

*Coda. Nos estamos dejando llevar por el ciclismo moderno, el trampantojo que nos vende emoción a modo de trueque a base de restarnos kilómetros contrarreloj y montañas encadenadas. Tres minutos cedió Tadej ante Jonas en el eternizado Granon en el pasado Tour con el otro superhéroe esloveno implicado. Vamos, que sabe cómo hacerlo, lo vio con sus propios ojos. Un desfallecimiento puede alcanzar esa altura aún en recorridos de tupper. Entramos irónicamente en zona roja para Remco. Ese terreno inexplorado del Age of Empires que te podía deparar un soldado enemigo o una plácida playa de palmeras y redes de pesca. Igual pero en lenguaje Vuelta.

Una garantía sí podemos tener. En caso de desfallecer, será un mal día. El terreno permite pocas florituras a los mortales. Algo más a los supra-normales. Si hay derrota, habrá venganza. Y si hay piernas lo que no habrá es piedad. Remco no ha llegado hasta aquí para ser políticamente correcto ni para satisfacer apetitos que no sean el suyo propio. La ambición por las nubes, su mayor enemigo en estos momentos. Paradójicamente, siguiendo el dicho latino “homo homini lupus”, Evenepoel es el único rival que tiene Remco en este preciso instante. La gravedad no lo será en demasía, aunque la etapa catorce colea a 2500 metros de altitud, cifra que en Bélgica se alcanza en algún vuelo que pase de largo por su espacio aéreo. Y ya. Todo imaginando que su oposición juegue a serlo. Y que pueda serlo, que a muchos les falta el famoso día malo. Y el tío del mazo. Y creo que han quedado.

Escrito por Jorge Matesanz

Foto de portada: Quick Step Alpha Vynil

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