Cuando hablamos de los ciclistas colombianos siempre se nos viene a la memoria el típico corredor delgadito, de poca estatura y donde la montaña era su hábitat natural. En su irrupción en los años 80, este era el estereotipo que predominaba entre los corredores de esa nacionalidad. Lucho Herrera, Fabio Parra, primero, después Cacaíto Rodríguez, Oliverio Rincón, etc…
Pero como sucede muchas veces, no todo es blanco o negro, o mejor dicho, existe la excepción que confirma la regla y aquí la encontramos en el protagonista de estas palabras, Rigoberto Urán.
Como decimos, Urán no es un colombiano al uso, de hecho, es el que más se aleja también del perfil de los otros corredores compatriotas, como Henao, Quintana, Bernal, Miguel Ángel López, etc… eso es así. Tan sólo, el excorredor Santiago Botero podía tener un perfil más similar a Rigoberto. Aparte de esto, es notorio que un aura de mala suerte le persigue, porque como vamos a comprobar a continuación los contratiempos, en forma de caídas, lesiones, etc… son una constante en su trayectoria.
Originario de Urrao, en Antioquía, aterrizó en Europa, más concretamente en tierras italianas, en el año 2006, en el equipo Team Tenax, y para empezar con los contratiempos sufrió una caída y se fracturó la clavícula. Al año siguiente fichó por el equipo Unibet y empezó a dar muestras de su calidad. Aquí seguimos con la presencia de ambas circunstancias, de que los contratiempos le persiguen y de que no es un colombiano al uso. En la Euskal Bizikleta ganó la CRI, la organización decidió darlo como ganador sin que todos los ciclistas completaran el recorrido debido a las inclemencias del tiempo. Pero esto no quedó en anécdota, pues tiempo después consiguió ganar una etapa en la Vuelta a Suiza, una de las pruebas más prestigiosas del calendario. Pero, de nuevo, las desgracias iban a recaer sobre él y en la Vuelta a Alemania sufrió otra caída por la que se fracturó los dos codos y la muñeca izquierda.
La tranquilidad poco le iba a durar. El Unibet desapareció ante la presión de la UCI por no ser invitado a pruebas Pro Tour, por ser su patrocinador una casa de apuestas. Para algún corredor fue el fin de su carrera, pero Urán encontró acomodo en el equipo Caisse d’Epargne, en el cual estuvo tres temporadas, logrando un podio en en la Volta a Cataluña y otro en el Giro de Lombardia, carrera que se le ajusta bastante bien a sus características.
Tras su paso por la estructura de Eusebio Unzué, dio el paso al todopoderoso Sky, donde parecía que iba a tener un papel de gregario de lujo, aunque con su cuota de protagonismo en carreras de menor entidad. Con el equipo inglés consiguió la clasificación de mejor joven en el Giro del 2012 en los JJOO de Londres consiguió la plata en ruta, donde sucumbió ante un corredor mucho más experimentado como lo era Alexander Vinokourov, lo cual fue un hito en el país colombiano.
En el año siguiente, en el 2013 dio un paso adelante, sobre todo en el Giro, la gran vuelta en la que más brillaba hasta la fecha. Tras la retirada de Wiggins tomó los galones del equipo inglés, consiguiendo, además de una etapa, la 2ª posición tras el italiano Vicenzo Nibali. Y volviendo a los contratiempos que mencionábamos anteriormente, en el Mundial de ese mismo año, discurría el bueno de Urán en el grupo que se iba a jugar la victoria y las medallas junto al italiano Nibali, el portugués Rui Costa y los españoles Alejandro Valverde y Purito Rodríguez, pero una caída le privó de cualquier posibilidad de éxito.
Ya, en el año siguiente, da de nuevo un paso adelante y ficha como líder para las grandes vueltas por la estructura de Patrick Lefreve, ficha por el potente Quick Step. En el equipo belga vuelve a conseguir sus mejores momentos en el Giro de Italia. Aún con el sabor del segundo puesto del año pasado, en el 2014 logra de nuevo una victoria de etapa y lleva la maglia rosa durante unas etapas, siendo el primer colombiano y, por lo tanto, latinoamericano en conseguirlo. De nuevo, volviendo a esos contratiempos, el liderato lo pierde en la etapa 16, con polémica, ante una decisión de la organización que no quedó muy clara, lo cual permitió a Nairo Quintana conseguir una ventaja que, a posteriori, sería decisiva para que el corredor del Movistar se alzara con la victoria final, teniendo que conformarse Urán, de nuevo, con el segundo cajón del podio. Siguiendo con la mala suerte, en la Vuelta, sale con la idea de luchar por el podio, pero no puede superar una bronquitis y tiene que abandonar antes tiempo.

Su ciclo en Quick Step finaliza y ficha por el equipo Cannondale, de nuevo con galones, como jefe de filas para las grandes citas del calendario, obteniendo sus mejores resultados en el Tour de Francia de 2017, donde logra ganar una de las etapas reinas de la prueba, con avería mecánica incluida para seguir alimentando su leyenda de contratiempos y mala suerte y donde también, logra arrebatar en la contrarreloj del penúltimo día, al francés R. Bardet la segunda posición del podio, no sin antes, para más inri, un susto en forma de evitar una caída en el último suspiro. Urán consigue el tercer podio en la historia de Colombia, tras el logrado por Fabio Parra y por Nairo Quintana.
En resumidas cuentas, dejando a un lado su mala suerte en distintos momentos de su carrera, Urán no es un colombiano al uso, es distinto a los demás. Es un corredor que no tiene sus mejores actuaciones en la alta montaña (Quintana, Bernal o Miguel Ángel López si que pueden presumir de ello), que se desenvuelve mejor en terrenos quebrados o media montaña, que destaca también por sus buenas actuaciones contra el crono (solo Botero se asemeja en este sentido). Un corredor con su propia línea de ropa y con una imagen en redes sociales muy activa, con su famoso “mijos”.
El bueno de Urán no ha dicho su última palabra, tras sus top 10 en los dos últimos Tour de Francia, quiere seguir escribiendo páginas de gloria para él mismo y para el ciclismo colombiano.
Texto: Alfredo Rodríguez
Foto destacada: @ACampoPhoto
Incluido en el nº1 de HC