Cuando aún todavía estábamos asumiendo los vivido en la pandemia, el Giro de Italia abría sus puertas para una edición especial y excepcional. El mes de octubre regalaba escenas más propias del Giro de Lombardía que del Giro, y no sólo por la lluvia, sino por los paisajes, también por el cansancio extraño de unos corredores que comenzaron a pedalear en junio en lugar del mes de enero como es costumbre.
La novena etapa del Giro condujo al pelotón desde San Salvo a Roccaraso, en los Abruzzos. Una llegada en alto leve que iba a permitir a una fuga jugarse el todo por el todo, la victoria de etapa. De una fuga numerosa, salieron dos ciclistas en la recta final para jugarse el primer puesto. El español Jonathan Castroviejo y el portugués Ruben Guerreiro se encontraban en la mojada y empinada recta final.
El luso de Education First fue más potente en esa cuesta final y se impuso con autoridad sobre el ciclista del Ineos Grenadiers. Eran días felices para Portugal en el Giro, con el líder, Joao Almeida, también portugués, enfundado en la maglia rosa.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto de portada: RCS/LaPresse