Mallorca esconde rincones bellísimos, tanto para el disfrute vacacional como para la práctica del ciclismo. La sierra de Tramuntana tiene mucha culpa de ello, con una invasión de la isla de Mallorca del tercio norte de la misma, desde el extremo oeste al este. Subidas como el Mirador dels Colomers, con paisajes espectaculares y una carretera que transita entre roca, mar y diseños imposibles, o el conocido Puigmaior, del que ya hablamos en su día, son dos ejemplos claros de ello.
En esta ocasión nos centraremos en Sa Calobra, una virguería de la ingeniería que asciende por el Cañón de la Calobra a través de los famosos en la isla nudos de corbata, curvas helicoidales que forman un espectacular trazado para ascender y descender que no se ven todos los días.
Jalonada por un precioso paisaje de roca, esta carretera supone el único acceso al port de Sa Calobra, lugar turístico con múltiples rutas de senderismo, calas y, por supuesto, mucha afluencia de bicicletas. El desvío desde la carretera del Puigmaior tiene lugar en una especie de acueducto que atraviesa la carretera a través de sus arcos. Una suerte de construcción bastante icónica y que ofrece un oasis de recuperación por encontrarse un par de cafeterías en las que reponer fuerzas antes o después del ascenso a La Calobra.
El conocido como Coll de Cal Reis tiene unos 10 kilómetros de ascensión con un porcentaje medio que ronda el 7%. Sin rampas excesivas, que alcanzan el 11% en varios tramos, no hay grandes variaciones de pendiente, lo que hace planteable marcarse un ritmo constante. La carretera gana altitud pronto, por lo que en seguida se introduce por desfiladeros y paredes de impresionante roca para en su segunda mitad abrir el paisaje y disfrutar de múltiples curvas de herradura. La existencia de miradores ubicados a lo largo de toda la subida hace de cada uno de ellos una buena excusa para parar a tomar instantáneas.
El arbolado brilla por su ausencia. Se debe tener en cuenta para ir provisionados de agua y evitar horas de excesivo calor. La humedad es alta, por estar cercanos al mar, lo que también garantiza que la temperatura no será excesiva en ningún momento. Siendo vertiente norte, la mañana puede ser fresca. En todo caso, no es una ascensión especialmente complicada. La bajada tiene su dificultad por la atención que requiere la combinación de velocidad y curvas constantes. Como muchas son de herradura, son fáciles de trazar. La pendiente, eso sí, ofrece poca ocasión para dar pedales.
Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Fotos: Raúl Vázquez