Puertos

Santuario del Acebo, piedra angular de la Vueltina

En pleno occidente asturiano, el confín menos explorado de todo el Principado por el ciclismo profesional, se eleva el Santuario del Acebo. Un monte sito junto a Cangas del Narcea, una de las localidades más importantes de Asturias y uno de los concejos más grandes del Principado. Atravesada por el río homónimo (Narcea), la localidad compite con otros grandes colosos que han alcanzado mayor fama internacional, como el imponente Angliru o los eternos Lagos de Covadonga. A ellos hay que sumar la irrupción del Gamoniteiro o las imposibles rampas del Cuitu Negro. La competencia es enorme en un lugar donde las montañas se encuentran por doquier y donde el ciclismo tiene parada obligada cada temporada en más de una carrera. 

Dentro de todo esa sombra que arrojan grandes cimas del ciclismo se erige el Acebo, punto decisivo de tantas y tantas Vueltinas, el apelativo cariñoso con el que se conoce a la gran ronda asturiana. Antaño la carrera gozaba de una posición privilegiada como banco de pruebas hacia carreras punteras como el Giro de Italia o el propio Tour de Francia. Ciclistas como Perico Delgado, Miguel Indurain, Fernando Escartín, Chava Jiménez, Joseba Beloki y muchos otros que han copado titulares desde los mejores podios del mundo, han triunfado en esta cima que ha sido, es y será la piedra angular donde los mejores nombres midan sus fuerzas para ganar en su siempre prestigiosa línea de meta. Una meta que casi siempre se ha ubicado en su cima, pero que en los últimos años, dada la riqueza y la variedad de esta montaña, ha permitido finales en la propia ciudad al pie, Cangas del Narcea, tras disfrutar de un vertiginoso descenso por alguna de sus múltiples vertientes. 

La propia Vuelta a España llegó a sus rampas en una doble ascensión acompañada por otros dos colosos de la zona como el Connio, atravesando el precioso parque de Muniellos, o el Pozo de las Mujeres Muertas, dos puertos de primera categoría que endurecieron el duelo entre Valverde y Roglic por el maillot rojo. Mucho público, etapa reina, ciclistas y batalla en el último puerto de primer nivel… todos los ingredientes para hacer de aquella una etapa para recordar. Y fue muy útil para dar a conocer al gran público las posibilidades orográficas y cicloturistas del occidente asturiano, del que queda mucho por descubrir. 

La carretera de Tormaleo, la cercana e inédita ascensión a La Marta, todo un hors categorie, las diferentes vertientes de Valvaler (Pozo de las Mujeres Muertas), la extinta y despedazada carretera del Rañadoiro, que aún permite rodar en tramos, el eterno puerto de Leitariegos, la cercanía con Ibias y todo el catálogo de subidas a los Ancares como el durísimo Pelliceira o el irregular Chao d’Arqueira. Una comarca increíble donde hay zonas por descubrir incluso en las proximidades de Cangas, donde las carreteras de montaña se esconden incluso de los mapas.  Un destino muy recomendable para la bicicleta. 

Altimetrías del Acebo y algunas etapas celebradas

Escrito por: Jorge Matesanz (@jorge_matesanz)
Galería de fotos: 39×28
Foto de portada: @ACampoPhoto

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