Cuatrocientos cuarenta y nueve metros de una calle adoquinada, según la estimación vía satélite más plausible entre las que encontramos. Kwa Mutwe en kinyarwanda, la lengua bantú local. Mur de Kigali en francés, la lengua de los colonos belgas que llegaron después de los alemanes, tras la primera guerra mundial. Wall of Kigali en inglés, la lengua que se enseña en las escuelas, desde 1994 y sobre todo desde que Ruanda se convirtió en la 54ª nación miembro de la Commonwealth en 2009.
La subida comienza en el límite del barrio de Gacyamo, al sur de la capital de Ruanda, desde la esquina de una tienda, Umucyo Boutique. Se inicia a 1470 metros de altitud y se asciende hasta los 1518, apenas 48 metros de desnivel con una media del 10,8 %. Los primeros 100 metros, pasando en la acera derecha una ferretería llamada Moderne, son un aperitivo: la rampa comienza al 3%, pero los 100 siguientes se llega al 18 % de pendiente máxima. Entre los 200 y 400 metros recorridos se estabiliza al 13 o 14 %, a la altura de unos baños públicos, para acabar los últimos 50 metros al 10,2 %. El tramo de adoquín acaba con un resalto, dejando a mano derecha una carnicería local con nombre internacional (United Butcher o United Buchery, así escrito). Los datos que se encuentran a veces son distintos a estos y creo que la variación radica en que, cuando se continúa el recorrido a mano derecha, hacia el lavadero de coches Ikinamba de la avenida KN20 y la iglesia Umusozi w’Ibyiringiro, se considera que el Mur de Kigali acaba un poco más arriba, a 1520 metros de altura, con 700 metros al 6,6 % de media y hasta un 12 % de desnivel.
El tramo del Mur de Kigali es en Google Maps la dirección KN 18 Avenue, entre otras dos avenidas, la KN2 en la base y la KN20 en la cima. Un minuto en coche, según Google, aunque lamentablemente os anticipo que no se ofrece la posibilidad de recorrerlo con el modo “Street View”, algo que podemos compensar con YouTube a través de muchos vídeos para vivirla casi en persona. En Kigali, las calles y avenidas no tienen nombre, sino unas letras que indican la colina en la que se encuentra (en este caso, la colina KN) y un número para la calle concreta (la 18). Parece complicado el sistema de localización, pero tiene sentido en un lugar como Ruanda, conocido como “Pays des Mille Collines“, el país de las mil colinas.
Las comparaciones no son buenas, pero nos lanzamos a ellas en este artículo a riesgo de que los puristas de las grupetas nos den collejas (y con razón). El Mur de Kigali se parece, en cierto sentido, salvando mucho las distancias físicas, geográficas e históricas, al Kapelmuur o Muur van Geraardsbergen del Tour de Flandes. Al menos en extensión y pendientes. El tramo del Kapelmuur tiene 475 metros de longitud, un desnivel de 93 metros, con una pendiente media del 9,3 % y una pendiente máxima del 19,8 %. La principal diferencia es que en Kigali este tramo acaba a más de 1500 metros de altitud y en Flandes no pasa de los 62 metros sobre el nivel del mar.
El Muro de Kigali se ha convertido por mérito propio en un símbolo del Tour du Rwanda, actualmente la prueba por etapas más importante de África. El Tour du Rwanda surgió como prueba amateur en 1988 pero, tras tres ediciones ganadas por ciclistas locales, desapareció durante los convulsos años noventa. Ruanda es recordada por el genocidio que tuvo lugar en el país entre el 7 de abril y el 15 de julio de 1994, en el que el gobierno hutu asesinó aproximadamente al 70 % de la población tutsi, alrededor de 800.000 personas en cuatro meses; se estima que 250.000 personas están enterradas en el Kigali Genocide Memorial, en la KG14, apenas seis kilómetros más al norte de la KN 18 Avenue. El país fue recuperándose y convirtiéndose en mucho más estable y el Tour du Rwanda volvió como prueba nacional en 2001 y con categoría UCI internacional desde 2009, primero 2.2. y desde 2019 como 2.1.
En todas estas ediciones del Tour du Rwanda, no encuentro datos que indiquen que ninguna etapa haya acabado en el propio Muro de Kigali, pero sí ha sido un lugar de paso obligado, incluso en múltiples ocasiones en la misma edición. El Muro de Kigali ha vivido grandes duelos en los que frecuentemente se ha decidido la clasificación general. El último, en la octava y última etapa de 2021, en la que se ascendió el muro siete veces, con la victoria del español Cristian Rodríguez y varios ataques de otros ciclistas como Pierre Roland durante ese día. Es muy probable que en el Mundial de Ciclismo de carretera de 2025 en Kigali veamos un recorrido muy parecido al de esa etapa que tenía la meta en la zona más noble y residencial de la capital, Rebero, por lo que es probable que serán muchos más ciclistas quienes le estarán echando un ojo a la prueba hasta ese año.
Aunque es el símbolo ciclista ruandés actual, el Mur de Kigali no es en realidad el que decide habitualmente la prueba. Es una vuelta de resistencia, una semana muy dura en la que cada año el desnivel acumulado supera los 16.000 metros en un país elevado y montañoso. En un continuo sube y baja entre colinas, el Mont Kigali, con 5,9 kilómetros a una media del 6 %, es seguramente una subida mucho más decisiva.
¿Qué se encontrarán los ciclistas a su paso por el Mur de Kigali? A pesar de que en las primeras ediciones esos 400 metros de subida se hacían entre una muchedumbre que apenas dejaba espacio a los ciclistas, desde hace al menos cinco años esa multitud se muestra ordenada y muy respetuosa, sin molestar ni mucho menos a los corredores. ¡Ya nos gustaría ver esto en las cimas de las Grandes Vueltas por etapas! Aficionados y aficionadas ruandeses se agolpan a ambos lados animando, algunos también desde los tejados. Cada año, igualmente, vemos a ciclistas que no tienen más remedio que echar pie a tierra en este espectacular tramo. También vemos casi siempre la publicidad de los principales patrocinadores de la prueba, como la cerveza SKOL o el té de Ruanda.
La población ruandesa se vuelca con el tramo del Muro y no es extraño: está muy habituada a las bicicletas. Para el 20% de los ruandeses, en un país de cerca de 13 millones de habitantes, la bici es el principal medio de transporte. El éxito de Ruanda no es flor de un día. Para que el Tour du Rwanda desbancara al Tour du Fasso y a la Tropicale Amissa Bongo de Gabón como principal vuelta por etapas del continente africano, ha hecho falta la apuesta decidida del gobierno por el ciclismo. El proyecto del Team Rwanda se creó en 2006 y ha sido dirigido por el exciclista estadounidense Jock Boyer y su esposa Kimberly Coats, quienes, además de convertir al país en “la tierra de las segundas oportunidades”, desde hace unos años apoyan el ciclismo en todo el continente a través del Team Africa Rising. Sin embargo, no podemos dejar de decir en este artículo que el fútbol se ha llevado muchas veces una cantidad de dinero público bastante mayor del gobierno ruandés. En 2018 se filtró que la publicidad “Visit Rwanda” en las mangas de las camisetas del Arsenal londinense costaba 30 millones de euros y el país recibía precisamente 60 millones en ayuda humanitaria británica; lejos de hacer autocrítica, también se ha incluido esa misma publicidad en la camiseta del París Saint Germain, no sabemos a qué coste. Sea como fuere, el Mundial de Ciclismo de 2025 puede ser una forma importante de promoción turística del país y que ese “Visit Rwanda” atraiga a aficionados al ciclismo del todo el mundo.
No queremos olvidar la más que probable vulneración de derechos humanos en Ruanda. Marc Herman, un periodista que cubría el Tour de Ruanda en 2016 para un diario vasco, describía así el escenario: “En Kigali las calles están limpias y el alcantarillado funciona. Internet es rápido, no hay barriadas pobres y el aire, que en muchas naciones con perfiles económicos similares apesta a desagüe, huele a la cosecha del té (…) La penúltima etapa del Tour de Rwanda terminó en Kigali, en una avenida de adoquines tan absurdamente empinada que me hizo pensar que estaba en el lugar equivocado. Pero una hora antes de que llegaran los corredores, la gente del barrio comenzó a alinearse a ambos lados de la carretera. (…) En lugar de pedir a la gente que se echara atrás, los oficiales alzaron sus porras para golpear arbitrariamente a la multitud como el que corta las malas hierbas. Como no funcionó, se decantaron por golpes secos, de arriba abajo. Cada pocos segundos alguien resultaba seriamente golpeado, pero era una masa compacta y alguno tuvo más suerte que otro.“
Otra curiosidad más amable: ¿por qué no se van a encontrar muchos restos de plásticos en las calles de Kigali los ciclistas, tampoco en el Muro de Kigali? Las bolsas de plástico llevan años prohibidas en Ruanda. Además, si África es conocida por su término UBUNTU, un vocablo zulú del sur del continente que significa algo así como “Yo soy porque todos somos“, en Ruanda tienen su propia palabra nacional comunitaria, UMUGANDA, que en kinyarwanda significa “reunirse para un fin común.” El último sábado de cada mes, es obligatorio desde 2009 que todos los ruandeses y ruandesas entre 18 y 65 años, realicen trabajos para la comunidad hasta las 11 de la mañana, que incluyen la limpieza y cuidado de calles, edificios y jardines. De este modo, ciudades como Kigali se han convertido en lugares limpios, ordenados y seguros, y el país es actualmente señalado por muchas publicaciones como el destino turístico más seguro del continente.
No, no tiene ni la tradición ni la entidad del Kapelmuur del Tour de Flandes, pero cada vez son más los equipos internacionales de primer nivel que se acercan al Mur de Kigali y al Tour du Rwanda. Los equipos franceses fueron los primeros en animarse (Total Energies, B&B Hotels). Israel-Start Up repite presencia y hasta Froome lo incluyó en sus planes iniciales para esta temporada. En 2022 también tendremos, en principio, entre otros, al italiano Drone Hopper-Androni Giocattoli y al español Burgos-BH. No descartemos que en las próximas ediciones, previas al mundial, también se animen otros equipos y ciclistas. Incluso varios ciclistas belgas, como Victor Campenaerts, hartos de subir y bajar el Teide, valoraron hacer la pretemporada 2022 en Ruanda, aunque finalmente las restriccciones por la pandemia, las mismas que impedirán la participación del equipo de Eritrea en el Tour de Rwanda de este año, les hicieron cambiar de idea.
En fin, hemos dado todo este paseo por una cuesta empinada y adoquinada simplemente para concluir con algo muy sencillo: conocer el Mur de Kigali ya está en la agenda de algunos ciclistas y puede ser la clave para ser campeón del mundo en 2025.
Escrito por: A. M. Fuente (aka Viktor Frankenaerts: @cyclinggeo)
Foto: BikeAid
No es necesario comparar nada, ni muros, ni países, ni pruebas. Hay que disfrutar del ciclismo, sin más. He tenido la suerte de vivir dos Ronde van Vlaanderen (en Kapelmuur y Oude Kwaremont) y lo que veo en los vídeos del Muro de Kigali es la misma pasión por el ciclismo que disfruté en Bélgica. Flandes, la región al completo, es especial para la bicicleta, y cuando llega la Ronde van Vlaanderen es una fiesta (horarios especiales de trenes, autobuses lanzadera a las zonas de pavé…)
El Tour de Ruanda es una de mis carreras preferidas en el mundo, una locura sus recorridos cada año y la gente vive el ciclismo como en pocos países.