A final de temporada, con 33 años, cuelga la bicicleta el de Adelaida, Rohan Dennis, el señor que hizo del Stelvio un solar pese a no ser escalador, el campeón del mundo contra el crono, el gran coequipier firmado por el Jumbo Visma para terminar de destronar a Tadej Pogačar en el Tour. Una estrella del ciclismo que decidió serlo en momentos puntuales, como dando pequeñas avanzadillas de su talento, pero nunca terminando de profundizar en él. Como un bar de pinchos donde no te sirven raciones.
El australiano deja atrás una historia de catorce temporadas en las que ha disfrutado de la bicicleta y la bicicleta de él. Deja títulos tan importantes como sus dos oros en los Campeonatos del Mundo contra el reloj. También cumplido con eso de ganar etapa en las tres grandes, que es como la bendición del mundo europeo y las grandes carreras. Bautizo de un canguro que fue profeta en su tierra ganando el Tour Down Under. Es más, fue precisamente ese aperitivo de la temporada el que terminó por ubicarle en el mapa, ganándolo en 2015 como primer hito de gran importancia en su carrera deportiva.
Pasó de ser una rutilante estrella en sus equipos, más por tomar el testigo del dominio contrarreloj, ese que va a rachas como una corriente que se coge y después te deja. Ese duende pasó por Rohan, que durante unos meses fue considerado el mejor especialista del momento. Como buen australiano, la pista fue religión antes de integrarse en la carretera. Como buen aussie, el debut vino de la mano del Team Jayco. Pero no el de ahora, el de 2010 y 2012. Pero hubo un año intermedio en el Rabobank Development, esa fábrica de estrellas por la que pasó Dennis y donde coincidiría con Dumoulin, Van Baarle, Kelderman… Él fue el único foráneo ese año.

Curiosamente se retira ahí, en el firmamento que le ayudaron a construir en Países Bajos. Porque, para los despistados, Jumbo Visma es la digievolución de aquel histórico Rabobank que fue mutando de nombre en nombre hasta no tener nombre y convertirse en una marca tan blanca que se autoimpuso ese nombre de Blanco Cycling Team. Y es que pese a ello, su paso por los holandeses no le ha cambiado la vida. Garmin Sharp, sí. Los americanos desarrollaron en él un ciclista ganador, capaz de aprovechar sus condiciones para ganar el Tour de Alberta, una etapa del Tour de California… Así hasta levantar las sospechas de otra marca americana como BMC.
Los de Cadel Evans ficharon a su sustituto, un australiano para la élite que diese presencia a lo largo del calendario, aunque fuese aspirando únicamente a las contrarrelojes. Uno de sus primeros hitos fue terminar su primera grande, la Vuelta del año 2014, aquella que ganó Contador y terminó en Santiago de Compostela entre la lluvia y los tiempos tomados para evitar deslizarse en las losetas de la Plaza del Obradoiro. Dennis, como tantos y tantos peregrinos, tenía que tumbarse en la plaza que ansían aquellos que se pasan días caminando sin descanso. Su caída en la meta fue un aviso: si Dennis cae, los demás a poner a remojar nuestras barbas.
Ese Tour Down Under donde triunfó fue el inicio de una nueva etapa como súper estrella del ciclismo en su país. BMC, su equipo, encantado. Incluso le lanzaban confeti a su paso por Adelaida, ciudad donde antiguamente terminaba la carrera austral. De BMC, de donde se marchó siendo campeón del mundo contrarreloj, saltó al Bahrain Merida. Renovó su título mundial, pero lo hizo sin pertenecer ya al conjunto de Nibali. Su contrato fue rescindido el 13 de septiembre, doce días antes de la gran cita de Yorkshire. En diciembre, tras un lapso sin figurar en equipo alguno, firmó por Sky.

Y en Sky se desmelenó. Vino la pandemia y un calendario de guerra en el que muchos corredores sólo podían asomar la cabeza por encima del agua. Dennis lo tomó como una oportunidad y en el Giro de Italia, que se celebraba en el mes de octubre, se confirmó como uno de los ciclistas de más talento de su generación, con una exhibición en montaña que se recordará durante mucho tiempo. Tomó el mando de las operaciones en el Stelvio y hasta la cima. Fue tan bestia que su teórico líder, Tao Geoghegan Hart, que a la postre ganó el Giro gracias al australiano, iba sufriendo de lo lindo. Con el pie levantado, fue dejando un rosario de cadáveres a lo largo de la subida al gigante alpino.
Cuando volvió la mirada sólo le seguía el británico y su paisano (de Perth, Australia). Exhibición hasta que de un momento a otro se paró y dejó a su líder presto para la última ascensión. Pero dando la sensación de que si hubiese querido, hubiese ganado él mismo el Giro. En Sestriere se celebró la última etapa de montaña y volvió a acontecer lo mismo. Sky dinamitando la leve subida a la estación en una etapa modificada con respecto a la original. Así pasó, que su compañero ganó el rosa in extremis y él fue declarado por todos el ciclista más en forma de aquella edición para olvidar.
2021 fue una temporada extraña para él, que cambió de aires al final de la misma para recalar en el Jumbo Visma. Los neerlandeses le querían para potenciar a Jonas Vingegaard y por qué no repetir la escena del Stelvio subiendo puertos franceses. Ni siquiera llegó a debutar en el Tour en 2022 con ellos, pero sí que conquistó el cuarto título de Australia contra el crono. Y después de un inicio de 2023 con buenas sensaciones y una victoria de etapa en casa (Down Under), toca el momento de plegar velas y despedirse del ciclismo profesional.

Para muchos un corredor más. Para otros, un ciclista con una clase tal que no ha sido consciente ni siquiera él. Y que de haberlo hecho, otro gallo hubiese cantado. Un más que digno relevo de Cadel Evans, de Michael Rogers, de Simon Gerrans. Ciclistas que han hecho despertar el sol del ciclismo profesional al otro lado del planeta. Dennis trajo para sí una carrera de mucha clase, con hitos como el Récord de la Hora, pero poco provecho desde fuera, como mejor se ven las cosas y más fácil es hacerlas.
Desde dentro, en un mundo lleno de circunstancias, todo es más complicado. Pero bien es cierto que de los últimos aspirantes a sucesores de Cadel, éste ha sido el que más se ha podido asemejar a un buen sustituto, con capacidad para resistir las grandes carreras, como demostró en el Stelvio. Si bien no lo hizo antes ni lo hizo después. Pero esa capacidad es como los agudos en canto, que si se alcanzan una vez es porque se tiene capacidad para ello. Una pena que el a partir de diciembre ex ciclista no haya tomado en serio esas capacidades.
Para más inri, se retira joven, dejando una cara aún decente y permitiendo un hueco más para fichar al Jumbo, que en su afán por mejorar la competencia con UAE por acortar distancias, seguro le tiene un buen sustituto preparado. Mientras tanto, a ver cuáles son las dedicaciones futuras de Dennis, que seguro que como muchos de sus todavía compañeros de pelotón se relacionan con el mundillo de una u otra forma.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto de portada: ASO / Alex Broadway