Como buen estadounidense, el ciclista de Jumbo-Visma y una de las estrellas del ciclismo actual, si bien restringe su talento a órdenes de equipo en favor de otros líderes, gusta de escenarios que supongan verdaderos retos a sus ambiciones. El corredor de Durango (del estado de Colorado, en Estados Unidos, nada que ver con la localidad del País Vasco) vive en Girona, colonia natural de ciclistas que buscan las ventajas de vivir en España y la conexión más inmediata posible con el viejo continente, ya sea por vía terrestre (Francia está cerca) o por vía aérea (Barcelona también). Buen clima, una zona preciosa del Pirineo y precisamente unas montañas que permiten entrenar en paz y en armonía con el propio sufrimiento. Playas, gastronomía, cercanía con Andorra y/o Mónaco… ¡todo son ventajas!
En las últimas semanas y meses, el que es uno de los gregarios más afamados y eficientes de Primoz Roglič y Jonas Vingegaard se ha erigido en una de las voces más autorizadas de Twitter en cuanto a la defensa de los recorridos duros de alta montaña. Un enamorado y firme conocedor de la geografía catalana y pirenaica que incluso propone recorridos para los grandes organizadores y los cicloturistas y que en detalles de humildad reconoce la labor de descubrimiento y mimo de estos puertos que ahora transita y disfruta como es la de Raúl Massabe. También la de otros altimetreros que han dedicado y dedican su esfuerzo a compartir con los demás las maravillas que sus ojos y sus aparatos recorren para servirnos de avanzadilla y darnos así un motivo para cruzarnos un país.

Un corredor que no es precisamente humilde en cuanto a sus capacidades. Sólo con recordar la conquista de la cima del Santuario del Acebo en la Vuelta a España de 2019 y la etapa de Andorra la Vella en el Tour de Francia de 2021 con Alejandro Valverde persiguiéndole sirven para darse cuenta de que Sepp es un ciclista de muchos quilates. Y no sólo eso, sino que gracias al uso de su altavoz mediático, muchos cicloturistas estarán sobre aviso para degustar esas rutas que seguro no gustan tanto a algunos de sus compañeros de profesión, pero que seguro gustarían bastante más a los amantes de las rutas de alta montaña y a los aficionados que desde casa gozarían viendo semejante belleza en sus pantallas.
«Ojalá veamos una etapa de La Vuelta en el Berguedá», afirmó en Twitter. Ojalá. Habrá que ver cómo están las sensibilidades y si hay posibilidad de dejarlas a un lado para centrarnos únicamente en el deporte. Tampoco en qué punto está el interés de quienes toman ese tipo de decisiones también en la organización de los eventos ciclistas de primer nivel. Ya en varias ocasiones la Volta Catalunya ha esquivado el Coll de Pradell para transitar por el paralelo y mucho menos atractivo paso de Pedraforca o directamente para subir un coletazo como fue el Coll de Jou (Fumanya) y transitar por la zona para ignorar sistemáticamente un puerto que da la sensación de que Giro, Tour o sus carreras acólitas ya habrían afianzado entre sus hijos predilectos de encontrarse en sus territorios de influencia.

Es entendible que los ciclistas no deseen etapas tan duras o con tanta complicación como propone Sepp Kuss. Incluso algunos aficionados especializados en el tema. A (casi) nadie en nuestros trabajos nos atrae la feliz idea de trabajar durante el doble de nuestra jornada normal. Pero en este caso, sin alcanzar los extremos (ni los extremismos), no se debe perder la perspectiva de que el ciclismo profesional vive y sobrevive gracias a la atención mediática y la publicidad. Estas etapas que Kuss propone son seguidas, los datos las apoyan. Obviamente no se podrán realizar en todas las ocasiones. Tampoco sucede absolutamente nada si de vez en cuando estas etapas se cuelan entre recorridos que, como hace poco expliqué en un artículo sobre las etapas largas, tienden en demasía a acortar sus kilómetros y sus dificultades. Al menos que la ausencia de distancia conlleve un aumento de interés, de dureza y de atractivos. La contención. El Renacimiento no hubiese existido jamás.
Cuando alguien va a un restaurante, gusta de comer un plato completo. No medio plato. O un plato donde falten algunos ingredientes porque así se potencian otros. Nadie se imagina una pizza sin queso y tomate para potenciar el sabor de las alcaparras. O del orégano. Dejemos de encontrar excusas para justificar un ciclismo en el que siempre salimos perjudicados los de siempre: los aficionados. ¿Cómo puede ser que el Coll de Pradell siga inédito? En otro símil, es como sentar en el banquillo a Cristiano Ronaldo (el de antes, no el de ahora) porque es mejor reservarlo para el momento adecuado. Ese momento que todos vamos posponiendo hasta que ya decaemos en el ánimo de seguir haciéndolo. Sepp propone muy certeramente recorridos inexplorados por Catalunya. Habremos de pagarle todos los aficionados a las cimas un viaje a Asturias, Cantabria, Andalucía, etc para que nos siga ilustrando con esas benditas locuras que tanta falta hacen en un mundo cada vez más loco y que nos reporta menos alegrías.
Escrito por Jorge Matesanz
Foto de portada: ASO / Charly López