El italiano Stefano Garzelli cumple 50 años en este 2023 y para celebrarlo escribimos un pequeño relato sobre sus mejores momentos, pero también acerca de sus reconversiones, pasando de ser el número uno del ciclismo italiano, con toda la presión y atención mediática que ello conlleva, a un ciclista de batalla, de levantar a la afición con escapadas imposibles. Un buen escalador con buena punta de velocidad en las llegadas, también tuvo sus días de gloria en las vueltas de una semana y las clásicas, aunque el triunfo que más se le recuerda es el del Giro de Italia del año 2000, donde se impuso a Francesco Casagrande en la última contrarreloj, la cronoescalada a Sestriere.
Afincado en Valencia, el ciclista de Varese comenzó a dar pedales en el profesionalismo en el mítico Mercatone de Marco Pantani. Ante los años más imponentes del ‘Pirata’ y siendo noveno en el primer Giro que disputó, el que era un prometedor amateur se convirtió en una realidad, siendo apodado ‘il piratino’ en referencia a su look, luciendo cabeza afeitada como el escalador de Cesenatico. También por ser el delfín del escalador, de quien fue en cierta medida un protegido. Mientras Pantani descansaba entre sus victorias en el Giro y en el Tour, Garzelli se enfundaba el jersey de ganador de la Vuelta a Suiza.

Fue un gran gregario en la victoria precisamente de 1998 en el Giro. Lo sería también en el de 1999, pero el Mercatone en bloque abandonaría la prueba al ser descalificado su líder a un día de terminar la corsa rosa que tenían virtualmente en el bolsillo. Como no hay mal que por bien no venga, aquella desilusión le hizo debutar en el Tour. Se filtró en escapadas y tuvo alguna buena clasificación en las etapas más duras, pero su gran éxito llegaría en la temporada siguiente. Pantani tomaba la salida en El Vaticano con la intención de recuperar su nivel y su imagen de triunfador.
En cambio, conforme pasaron los días se pudo ver que la verdadera baza era Garzelli. Fue segundo en toda la montaña, tanto en la etapa de Abetone como tras los Dolomitas en la general. Ganó la etapa de Pratonevoso, pero Casagrande se había mostrado dominante y había dejado ver pocas fisuras. La única que le quedaba por explorar fue la ayuda de Pantani, y se produjo en el Izoard. Incluso se pudo ver un poco frenado en la subida a la ciudadela de Briançon, donde Marco no pudo alcanzar al fugado y fue segundo. Sin Pantani por delante quizá hubiese buscado más arañar unos segundos.

En la crono, donde Stefano era claramente superior, se obró el milagro y se enfundó la maglia rosa. Ganó el Giro, se hizo real la venganza del Mercatone y se le alzó a los cielos. El problema fue que no le dio continuidad. Fichó por Mapei en busca de mejores oportunidades por lo inestable del proyecto de Pantani, que estaba arrastrando al equipo a una depresión constante, disputando carreras en modo cicloturista. Garzelli saltó a un conjunto de éxito que anhelaba regresar a la disputa de grandes vueltas.
Pero el italiano salió rana. En 2001 falló estrepitosamente y en 2002, pese al buen inicio, fue expulsado de la carrera por un control positivo. Once meses de sanción y la necesidad de buscarse una nueva escuadra. Vini Caldirola apostó por él y juntos regresaron a un buen nivel. En la primera semana del Giro anduvo muy bien, fue líder varias jornadas y añadió dos victorias de etapa.

Su problema aquí fue el excelente estado de forma de Gilberto Simoni y su Saeco. Camino de Faenza el trentino le hizo el lío y se alzó con la maglia rosa al término del día. Garzelli ya no tendría opción de ganar, vista la superioridad en alta montaña de ‘Gibo’. Aún así, conservó bien su segunda posición. Simbólico el momento de la bajada del Sampeyre en el que cae junto a Marco Pantani, ya a final de Giro.
Ya nunca sería lo mismo. Buscó insistentemente estar en carrera, cumplir su papel de favorito, pero pronto se dio cuenta de que ese cartel le quedaba ya demasiado grande. Era momento para reorganizarse mentalmente y plantearse otros objetivos. Buscar ser protagonista, sobre todo, a través de grandes escapadas y maillots secundarios. Así estuvo presente en muchos momentos de la historia del Giro de Italia, como por ejemplo aquella mítica etapa de Gardeccia que tanto pavor había instaurado entre los ciclistas.

Su constante pelea con Mikel Nieve por aquella victoria le hacen merecedor del aplauso de los amantes del ciclismo. Pese a perder ante el navarro. Así se fue labrando un papel de animador de carreras que le hizo ser valorado de otra manera, como un ciclista al que apetecía ver correr por su despliegue de ganas por brillar en papel protagonista. Liquigas, Acqua&Sapone y Vini Santini fueron sus últimos equipos. La última carrera del varesino tuvo lugar en el Giro de Italia de 2013, donde Nibali venció por primera vez.
A los 40 años colgó la bici este protagonista singular de la historia del ciclismo italiano durante al menos 15 años en los que vivió situaciones de todo tipo y dejó, sobre todo, un recuerdo involuntario, que fue portar la imagen de Pantani y recordarnos a todos quién fue y quién vengó a su compañero y a su equipo en aquel bellísimo Giro de Italia 2000.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: Sirotti