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Stelvio – Mortirolo – Gavia: el triángulo mágico

Recuerdo una votación que el Giro de Acquarone (2012) llevó a las redes sociales para diseñar, según palabras suyas, la etapa reina. Los tres puertos más votados, por ese orden, fueron Stelvio, Mortirolo y Gavia, un tridente inédito que jamás se ha llevado a la práctica. Tres colosos que por sí solos ya tendrían la atención del mundo del ciclismo durante meses. Juntos podrían ser todo un acontecimiento.

Finalmente, el breve director de la corsa rosa decidió diseñar una etapa con el Stelvio y el Mortirolo. Seguramente ya la tendrían diseñada, pero ya se conocen todos esos trucos de marketing para hacernos pensar que somos importantes y que tenemos voz y voto en las decisiones. Aquella etapa fue una realidad y fue en la que vimos aquella gran escapada de De Gendt y que puso patas arriba la clasificación general. Hesjedal y Purito se alzaron en armas durante los últimos kilómetros y poco más. Todo se decidió en la contrarreloj final.

En 1994 hubo otra etapa que incluyó dos de los tres colosos, con el Stelvio en primer lugar y el Mortirolo por su cara más empinada después. Aquella fue la ocasión en la que Pantani enseñó a varias generaciones lo que suponía retar a aquella letal subida de rampas imposibles y carretera estrecha. Después no vino el Gavia, sino Santa Cristina y sus de nuevo temidas rampas para sentenciar a Miguel Induráin y encumbrar al ‘Pirata’.

El Gavia y el Mortirolo, en ese orden, han sido también utilizados en alguna que otra jornada de alta montaña. Casi todas del mismo corte, con final en Aprica o similares. Tan sólo en una ocasión se ascendió el Gavia por su vertiente de Bormio, tal vez por el miedo al descenso. Una especie de pacto de no agresión en el pelotón estropeó la bajada más espectacular que el Giro ha preparado en tiempo. Quizá la segunda tras la bajada del Mortirolo hacia Mazzo de Valtellina, la más recordada. No se han vuelto a atrever. Y eso que una etapa finalizó en 2019 en la base del Gavia, en Ponte di Legno.

Perfil de la etapa propuesta, con Stelvio, Mortirolo y Gavia © Twitter de Plataforma Recorridos Ciclistas

En estas épocas de dividir la emoción en sorbos de corta duración, no parece la mejor tendencia para presentar un recorrido así, que incluya las tres subidas más míticas de los Alpes italianos. Siempre que se han ascendido han tenido que pasar cosas, por pura gravedad. La competencia es mayor ahora, con más cimas descubiertas y mitificadas como Finestre o Zoncolan, si bien tampoco son ascendidos todos los años.

El Stelvio por esta cara, la más conocida, son unos 25 kilómetros al 7,5%. Para calentar, no está nada mal. Más tarde, tras todo ese trozo de valle que se puede ver perfectamente en el perfil, llegaría la pared vertical del Mortirolo, con unos 12 kilómetros al casi 11%. Por si fuera poco, una vez terminada la bajada, en lugar de girar a la derecha y dirigirnos hacia Aprica, nos dirigiríamos a la izquierda, en dirección a Ponte di Legno y el Tonale. Sin embargo, allí torceríamos de nuevo a la izquierda para volver a subir, esta vez al Passo Gavia.

El final estaría en Bormio, tras un descenso técnico, pero no suicida como en el lado opuesto de esta montaña. Una localidad que es el centro neurálgico de la actividad invernal (y cada vez más, también estival) de toda la zona. Una maravilla geográfica para disfrutar de una maravilla altimétrica y ciclista.

Aquí los problemas serán los habituales en las fechas en las que se disputa el Giro, que son la altitud y, por ende, la nieve. Tanto Stelvio como Gavia superan los 2700 y 2600 metros respectivamente y cimas tan elevadas han dado problema habitualmente, más aún en los últimos años, donde el filtro de parar el paso de la carrera ha caído hasta los 2200 largos del Passo Pordoi curiosamente, como en la edición de 2021, en el que misteriosamente la nieve impedía la Marmolada y el Pordoi, pero no una cima como la del Giau, todavía más alta que sus dos hermanas suspendidas.

Polémicas aparte, las tres cimas supondrían un gran homenaje a la montaña del Giro de Italia, la más especial tal vez de las tres grandes y que ha servido de escenario para cruentas y bellas batallas por la maglia rosa. Sobre la historia de las tres se podrían escribir libros. De hecho, los hay. Todos en una misma etapa sería una pasada. 5000 metros de desnivel sólo en los puertos. Casi nada.

Escrito por Jorge Matesanz

Fotos: Jorge Fonseca

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