La temporada 2020 fue especialmente difícil para el conjunto telefónico. A la pandemia, que añadía y añade parámetros difíciles de gestionar y de anticipar, se añade el hecho de haber cambiado las principales cabezas del equipo, a sus líderes. Sólo uno, Alejandro Valverde, mantenía su puesto. Landa, Quintana, Carapaz… tres ciclistas que habían dado toda la presencia del mundo en las mejores carreras. El caso de Nairo marcaba un antes y un después, puesto que el colombiano había sido la gran apuesta durante más de un lustro.
Aclimatarse a nuevas formas de trabajar y aclimatar esas formas de trabajar diferentes a la suya debía llevar un tiempo prudencial. Es lógico. Su año 2020 podría ser de transición. La incorporación a la primera línea de varias jóvenes promesas con talento sobrado para lucir en los mejores escenarios tenía una contrapartida, y es que los resultados podrían tardar en llegar. Y así fue. La Valverdedependencia fue aún más acusada cuando el murciano no logró ninguna victoria. Se consiguieron puestos interesantes, como el 5º de Enric Mas en el Tour o en la Vuelta o la victoria de etapa de Marc Soler en esta última. Sin embargo, el regustillo del año fue amargo, más aún cuando el foco estaba encima del conjunto español.
El fichaje estrella para la temporada siguiente, esta que estamos viviendo, fue el de Miguel Ángel López. En principio se consideró una incorporación extraña, ya que los rifirrafes entre el colombiano y los pupilos de Unzué podían hacer pensar que la idea estaba lejos de ser buena. Pero, pensándolo más detenidamente y dejando de lado la calidad indudable del ex ciclista del Astana, el movimiento no era tan malo, sobre todo en el plano deportivo.
Movistar firmó también a Iván García Cortina, una promesa de las clásicas que no ha tenido una fácil aclimatación. La presión de los medios y las redes sociales hacían de él un candidato a estar peleando las mejores pruebas. Pero hay que recordar que dichas carreras de un día son un terreno en el que la experiencia suele ser un grado (o dos). Iván ha sido diana fácil durante estos meses post-clásicas, aunque la temporada no haya hecho más que comenzar. López ha tardado en debutar, lo hizo en Romandía con el runrún de cuestionar el liderazgo de Marc Soler, preparando un Giro de Italia del que finalmente no ha podido extraer todo lo que quería. En cambio, el catalán consiguió un buen resultado y moral de cara al Giro.
¿Por qué es tan importante Supermán? En primer lugar porque viste mucho la presencia del equipo en carrera. Se mueve, es inquieto y eso siempre gusta. En realidad va a mejorar a cierto sector crítico con Movistar por su conservadurismo táctico. También va a ser importante porque se trata de un ciclista ganador. Prácticamente en cada grande que ha disputado ha vuelto a casa con algún trofeo, lo cual da una aproximación de su talento. En un equipo donde las victorias escasean, MAL se ha convertido en el nuevo Valverde, en el nuevo hombre franquicia. Veremos qué sucede cuando la presión llegue y los triunfos no. Veremos qué sucede cuando su táctica ofensiva entre en motivaciones contrarias a las de la dirección del equipo. Pero por el momento, tener a López en la escuadra es un motivo de tranquilidad y de saber que tarde o temprano el fruto va a ser recogido. Y eso de cara a un equipo tan exigente y con miembros de la plantilla de tanta calidad, va a hacer que sus compañeros estén enormemente más motivados e implicados en cada carrera.
Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Foto: Gómez Sport / Movistar Team