En un 2020 en el que cualquier análisis venía condicionado por lo extraño de fechas, órdenes y circunstancias de cada prueba, un equipo se ganó admiración y adeptos a raudales. Una auténtica banda de cazadores de etapas, bien estructurada, valiente e incluso inconsciente en algunos momentos. El Team Sunweb iluminaba con su juventud y descaro las pruebas en las que tomaba parte, especialmente un Tour de Francia necesitado de chispazos que intentaran prender llama en el anodino transcurrir de las etapas.
Llegaban a la ronda gala con ocho victorias en las carreras previas, a las que sumarían tres victorias parciales en el Tour (dos de Kragh Andersen y una de Hirschi). Además, la sensación de que todo el viento venía de culo y entre irreverencia y valentía el futuro estaba garantizado. La ola de optimismo de la Grande Boucle continuaba dando impulso y 2020 se confirmaba como un año de éxitos para los alemanes. Flecha Valona con Hirschi al zurrón, y un Giro inolvidable con la aparición estelar de Jai Hindley y el eterno sí pero no de Wilco Kelderman. Rohan Dennis y Tao diluían un sueño rosa que parecía ser un colofón épico y el inicio de una gran historia.
Sin embargo, hay que tener cuidado con las olas. Cuando nos impulsan a favor todo parece más fácil, pero a veces la resaca puede darnos un buen susto. La nueva temporada prometía ser feliz. Cambio de patrocinador y de colores, del rojo y blanco se pasaba al negro y azul. Pese a las salidas de corredores fundamentales como Kelderman o, Michael Matthews, el equipo parecía asentado y la llegada de Bardet aportaba un nuevo corredor agresivo y con ganas de probar cosas nuevas.
Entonces llegaba el bombazo. Por sorpresa, Marc Hirschi, bandera de la gran temporada anterior, rompía su contrato rumbo a UAE. Comenzabas los rumores, los comunicados, los problemas, en definitiva. Una situación que sin duda repercutiría en el ambiente y la moral de la plantilla de cara a la nueva temporada. Tocaba nuevamente reinventarse.
Lo que va de 2021 puede calificarse de pobre para un equipo como DSM. Pese al aceptable Giro de Italia de Romain Bardet y al pundonor de corredores como Tiesj Benoot, hasta el momento solo cuentan con una victoria, la lograda por el sprinter Cees Bol en París Niza. Corredores que volaban el año pasado como Soren Kragh Andersen, Casper Pedersen o Jai Hindley, están rayando la invisibilidad hasta el momento. El triste 20º puesto de la escuadra en el ranking UCI testimonia el mal momento en el que se encuentran.
Como le pasara el año pasado a Movistar, muchas podrían ser las críticas y los palos a un conjunto que, jugando con sus cambios de colores y nombres, ha visto cómo el sol se eclipsaba dando paso a una larga noche. Pero sería simplificar demasiado el análisis si nos quedamos solo con los datos de los resultados. La apuesta por la formación y la juventud, apoyada en un interesantísimo equipo de desarrollo, debe dar sus frutos antes o después. La paciencia es necesaria, pero generalmente conlleva recompensas.
Una media de edad de 24,5 años demuestra que hay un largo camino por recorrer. Corredores como Thymen Arensman, Nils Eekhoff o Ilan Van Wilder están creciendo paso a paso, Michael Storer se sigue afianzando como un ciclista muy interesante, y Jai Hindley, Pedersen o Kragh Andersen tienen tiempo para volver por sus fueros. Además, por detrás vienen buenas piezas de futuro como Henri Vandenabeele, tercero en el Giro Baby.
Necesitamos a un DSM que vuelva a recuperar el orgullo y la rabia. Esa que nos hizo vibrar el año pasado y que asomó en la penúltima etapa del Giro 2021, en la que pusieron en jaque la carrera. Por larga que sea la noche, acaba saliendo el sol.
Escrito por: Víctor Díaz Gavito (@VictorGavito)
Fotos: @ACampoPhoto