Leo los pensamientos en alto de la gente sobre la Itzulia recientemente terminada y a través de diferentes canales las palabras más repetidas son las que se refieren a la idea de que ha sido una edición algo sosa, sin gran atractivo. No puede llamarme más la atención, ya que estamos hablando de una carrera cuyo ganador es el actual campeón del Tour de Francia, y lo ha hecho de forma aplastante, arriesgando y siendo muy superior al resto. Si alguien compara esta actuación con la que pudiese haber protagonizado su archirrival Tadej Pogačar en París Niza, precisamente frente a Jonas Vingegaard, notará que es complicado distinguir ambas actuaciones como si un juego de siete diferencias se tratara.
Ambos vencieron en tres etapas, ambos dominaron bien fácil la carrera, ambos jugaron a exhibirse el último día. En cambio, el aplauso generalizado al esloveno no ha tenido lugar con respecto al danés, cuyo mérito es reconocido, sólo faltaría. Pero no cabe duda de que existe un trato diferente. Y aquí vienen las preguntas y las aseveraciones incómodas sobre todo un ganador de Tour: ¿tiene poco carisma Jonas Vingegaard? ¿Qué le falta a este ciclista para terminar de enganchar con el aficionado? ¿Es por su forma de correr? ¿Es por su discreción fuera de carrera? ¿Por qué es?

El carisma es algo que se posee o que no se posee, no hay términos medios. Y parece que el líder del Jumbo Visma carece de él, que sus hazañas (que lo son) no son trasladadas con la misma sensación de júbilo, ni él es declarado un ciclista que encaje en esa generación de magníficos que está en boca de todos. Sólo en lo que va de 2023, el danés ha conquistado dos de las tres vueltas por etapas que ha disputado y ha sido tercer clasificado en la tercera de ellas.
Ocho victorias en apenas dieciocho días de competición, que no está nada mal. Comparar sus datos con los de Pogačar es salir perdiendo (17 días de competición y 11 victorias), pero si comparamos con cualquier otro de los humanos, una auténtica barbaridad. Cuántos quisieran reunir todos esos trofeos en una misma vitrina. Contándolas, Vingegaard suma veinte victorias en total a lo largo de su carrera. Curioso también que en la victoria más importante, que fue la general del Tour de Francia, se recuerde la carrera más por el duelo con su rival que su actuación en sí, que fue muy brillante.

Cabe preguntarse si en realidad es su equipo el poco carismático, si Jumbo Visma genera simpatía o tedio, pero está claro que ciclistas como Primoz Roglič o Wout Van Aert, corriendo de una forma bastante más conservadora que el danés sí despiertan muchas más simpatías o pasiones. Pocos ciclistas despiertan más admiración que los dos eslovenos, por lo que tal vez el error sea nuestro poner la comparación del carisma encima de la mesa como una posibilidad, cuando todo corredor comparado con ellos en este aspecto (y otros) sale perdiendo significativamente.
Es evidente que a todo hay quien gane y quien pierda. Incluso ciclistas que tienen muy mala prensa se podría decir que son mediáticos. Póngase el ejemplo del español Juanpe López. En su caso no es que los periodistas hablen muy mal de él, que es más bien el caso contrario. En este caso corresponde a los aficionados más bien. Prefiero no entrar en si se puede encontrar justificación o no a tal hecho, pero sin duda cada palabra del sevillano provoca revuelo, sobre todo en redes sociales. Técnicamente, puede ser considerado mediático. Mejor no serlo, como parece no serlo Vingegaard.
Escrito por Jorge Matesanz
Fotos: ASO / Vialatte
Muy poco carisma. Terminar la etapa de la última Itzulia y ponerse a hacer rodillo colgado al teléfono lo dice todo. Un hombre de su casa y su familia. El ciclismo….su trabajo.
Me parece que mucha de la Gente en medios, en television, en redes, etc, han vendido la imagen que Pogacar es invencible, es sobrenatural , asi lo oi en espn latinoamerica y de repente viene Este chico desconocido, sin palmares, El chico que seguia siendo el gregario de Roglic el 2022 y le gana el tour al que todos consideran Principe del ciclismo. Creo que Vingegaard todavia es considerado un outsider en el ciclismo actual, un advenedizo y lo peor es que es introvertido. La falta de carisma es simple timidez del joven danes. Mucha Gente que lo odia es porque idolatra a Pogacar y es asi, los medios y redes son responsables de esto. Pogacar vende bien, es guapo y no se acepta que otro le quite el show.