Los Alpes incluyen las montañas más altas de Europa, con pasos de montaña que superan sus valles por encima holgadamente de los 2000 metros de altitud. Paisajes verdes, repletos de naturaleza y vida, con escasez de árboles en las partes altas que permiten preciosas instantáneas, más aún cuando las grandes carreras pueblan con centenares y miles de espectadores sus cunetas y le aportan ese grado de color que hacen de los Alpes una imagen única.
Como todas las selecciones, habrá puertos que se queden fuera. El criterio no es otro que el gusto personal, por lo que es sencillo que cada uno eche en falta alguno de los colosos no incluidos en este top ten. Se podría aplicar el principio de que son todos los que están, pero no están todos los que son. Nos centraremos en Italia y Francia esta vez.
1. Colle dell’Agnello
El coloso italiano es una auténtica joya. No sólo en lo paisajístico, que también, sino en lo altimétrico. Sus últimos diez kilómetros con una pendiente media del 9% y ya sobre una altitud superior a los dos mil metros lo hacen una auténtica herramienta para la selección natural. Su vertiente francesa es también muy bonita, si bien no tiene la entidad que su cara transalpina.
Altimetría
Reportaje (ver foto de portada)
2. Mont du Chat
Si a algún puerto se asemeja este de Chat es al Mortirolo. La carretera estrecha, el arbolado, lo vertiginoso de su curveo y la dureza de sus rampas, sin llegar al extremo de la cima italiana, son aspectos en los que se encuentran similitudes. La proximidad con otras muchas montañas permite enlazar esta subida con muchas otras, lo que la convierte en muy atractiva para el cicloturista.

3. Col du Pré
Una de las nuevas rutas abiertas por el asfaltado de carreteras en últimos años. Se puede considerar una vertiente del Cormet de Roselend, un clásico del Tour de Francia, y que en su parte alta luce mucho por los lagos a los que acompaña en su trazado. Los paisajes serán agradables, pero el ascenso no, ya que es realmente duro. Un fuera de categoría de manual.

4. Col de la Colombière
Pese a ser muy transitado por la caravana francesa del Tour, no es de los más afamados de los Alpes. Pese a su trazado rectilíneo en algunos tramos, alterna con zonas de mayor curveado. Las vistas son espectaculares, una distracción que nos hará disfrutar de la recompensa conforme nos vayamos alzando hasta sus 1600 metros de altitud.

5. Col du Glandon
Uno de los pasos estratégicos de los Alpes. Su ubicación entre Alpe d’Huez, Galibier y la Madeleine le convierten en un paso casi obligado por alguna de sus varias caras. El problema está en que con tanta competencia nunca tiene el protagonismo que quizá merezca. Sin embargo, a nivel cicloturista es una auténtica joya, pudiendo elaborar rutas circulares en las que enlazar con muchas subidas de la zona como los Lacets de Montvernier o el Mollard.

6. Col d’Allos
Otro de los mitos de los Alpes. Una auténtica belleza panorámica, así como una carretera muy interesante también para las bajadas por lo técnico de su descenso. Por ambos lados se trata de una joya, mítico en su adiós a Eddy Merckx en 1975. Para el cicloturismo es muy recomendable.

7. Col de Turini
Uno de los cols olvidados históricamente por el Tour. En cambio, se recuperó en 2020 y ahora la París-Niza parece apostar por él como final de etapa. Un clásico también de los rallies. Para el cicloturismo es una maravilla, con un trazado entretenido y muchas posibilidades alrededor para combinarlo al gusto con otras subidas.

8. Colle di Sampeyre
La carretera estrecha ya da pavor. El perfil también, sin bajar en sus 15 kilómetros del 8% en prácticamente ningún momento. Como subida, un sufrimiento. Como bajada, más. Las zonas arboladas engañan con sus sombras, por lo que se debe descender con la mayor de las precauciones. La sensación de puerto salvaje te acompaña durante toda la escalada. Muy recomendable.

9. Colle di San Carlo
El valle de Aosta esconde joyas como ésta. San Carlo se alza sobre la localidad de Morgex, donde da comienzo, durante diez durísimos kilómetros que superan el 10% de desnivel medio. Un auténtico muro que no ofrece descanso alguno a las piernas de quienes osan a culminarlo.

10. Col del Gran San Bernardo
Uno de los pasos míticos más allá del ciclismo. Su ubicación privilegiada entre Francia e Italia hace de este puerto un recurso habitual para los ciclistas de la zona. Sin ser excesivamente duro, sí que es largo y exige mucho tiempo de ascensión, así como la altitud, cercano a los 2500 metros de altitud, son los grandes escollos.

Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Fotos: 1001puertos.com
Me faltan muchos como la Madeleine, el Galibier, la Bonette, Iseran… y me sobran muchos otros como Colombiere. Hablando de Francia solo, si nos vamos a Italia ya…