La vida cambia en un instante. El lema de los vitalistas, de los del ‘carpe diem’ y de la DGT, que aproxima su mejor perder un segundo en la vida que la vida en un segundo a este contexto de carrera narrada a base de segundos arriba o abajo en la clasificación general. El tiempo fue el protagonista, la distancia también, mucho más que los corredores. En una escapada cuyo único aliciente era contar el número de kilómetros que acumulaba Luis Ángel Maté con el fin de acumular árboles a la repoblación de Sierra Bermeja, el protagonista absoluto por una vez no fue el ganador, el danés Mads Pedersen. Por ese motivo, le dedicaremos unas líneas antes de sumergirnos en los últimos tres kilómetros de la etapa.
Bravísimo el ciclista del Trek-Segafredo. Luchó, como siempre, desde el out of the box al que le lleva enfrentarse a tan diversos rivales. En Laguardia ya fue víctima de Primoz Roglic y en Tomares no lo iba a ser. Se anticipó a la jugada, fue más listo que el 90% del pelotón (y tuvo la fuerza, ojo), y salió como un bólido en busca del esloveno, que había acelerado en uno de los últimos repechos. Sabía de sobra que ese ataque era el ganador. Ackermann, Van Poppel y Wright estuvieron en la pomada también. Descabezado el grupo, sólo quedaba ver cómo se jugaban la victoria los cinco de punta, con la salvedad de que Roglic iba más que encendido para lograr bonificación y echar así al butrón una recompensa amplia. Pedersen fue el más rápido casi sin oposición y añadió una nueva foto a su álbum de esta exitosa Vuelta con el maillot verde, que virtualmente sentencia.

Nos detenemos en el ataque de Primoz Roglic. A tres kilómetros de meta se encontraba una subidita que iba a poner complicado el sprint puro y añadía picante. El líder del Jumbo, ubicado a minuto y medio en la salida de la etapa del líder, aprovechó para intentar limar tiempo. Evenepoel se encontraba fuera de sitio en el pelotón, al igual que sus compañeros. Quizás aprovechando ese hecho, el esloveno voló con mucho más ímpetu. Sólo los velocistas fueron capaces de responder y se plantó en la meta con una ventaja de ocho segundos sobre el paquete principal en el que no viajaba el maillot rojo.
¿Qué pasó? Un presunto pinchazo le hizo parar a reparar y cambiar de bicicleta dentro de la zona de protección. El tiempo corría, la polémica comenzaba. Apenas se aprecia pérdida de aire en sus ruedas, a merced de los videos grabados por aficionados. En meta el maillot rojo declaraba que “perdían aire”. Otros afirman que podría haber pinchado anteriormente y esperó a zona de protección para no perder tiempo. Sea como fuere, es una práctica habitual. La norma es así y sea más o menos justa está ahí para todos. Como los árbitros, una vez sus errores favorecerán a unos, otra vez a otros.

Le iban a otorgar el tiempo del grupo, más aún siendo el líder y estando en juego la Vuelta. Si hubiese sido el 100º clasificado, quién sabe. Remco no iba a perder la carrera por una decisión de este tipo. No iba a ser lo más importante de la etapa y el hecho más determinante para el futuro y la decisión de la carrera. Primoz Roglic, que había atacado por delante para distanciar precisamente al líder pinchado, llegaba a recta de meta con los velocistas destacados y un buen corte con respecto al pelotón.
Por desgracia, el afilador en esa última recta iba a terminar con Primoz besando el suelo de forma violenta. Un buen raspón en la pierna y golpe en el hombro. Las exploraciones parecen descartar fracturas, pero ya tenemos al aspirante con banderillas, herido, que no rendido. A ver qué noche pasa y cómo le afecta para la etapa 17ª, que finaliza en el Monasterio de Tentudía, en Extremadura, una llegada en alto leve que le venía al aspirante al rojo a las mil maravillas.

No queda otra que controlar la jornada para su equipo, el Jumbo-Visma, y esperar un milagro por parte del triple ganador de la Vuelta. La segunda plaza poco le vale a un ganador como él y a poco que pueda luchará por seguir recuperando segundos con respecto a Remco. Evenepoel empieza la cuenta atrás para proclamarse campeón, aunque el margen sobre el esloveno ya baja del minuto y medio (1’26”) restando los ocho segundos que finalmente le picó Roglic en Tomares.
La Vuelta más al rojo vivo que nunca, y no por la sangre de Roglic en meta. Quedan dos llegadas en alto, una etapa rarísima por medio y la etapa de la sierra de Guadarrama donde todo puede pasar. Y que va a ser un auténtico polvorín. Si las lesiones del esloveno son serias, ¿se habrá acabado la Vuelta? Todo puede cambiar en un instante. En el Tour se hizo el vivo, en la Vuelta se puede hacer el muerto. Veremos.
Escrito por Jorge Matesanz
Fotos: RTVE