Pocas suertes en el ciclismo concentran tanta espectacularidad en tan poco tiempo como la del sprint. Escasos segundos de esfuerzo al máximo que culminan unos minutos de tensión inigualable en la que cada decisión cuenta. Momentos en los que influye la suerte, la visión de carrera, la confianza, la fuerza, el equipo… No es fácil pertenecer a una especie de locos que se juegan su prestigio en circunstancias tan arriesgadas. Una traca final que estalla tras pasar el triángulo rojo del último kilómetro, pero en el que cada metro anterior, por “aburrido” que pueda parecer a muchos, resulta decisivo.
El inicio de la temporada 2022 está siendo apasionante en este aspecto. A la espera de los primeros grandes momentos para los reyes de la velocidad, el calentamiento previo a clásicas como Kuurne, Milán-San Remo o Gante Wevelgem nos está poniendo la miel en los labios. Varias razones pesan en este inicio fulgurante de varios de los mejores velocistas del planeta. Los movimientos y cambios de cromos del mercado invernal obligan a los equipos a afianzar sus “trenos” y a llenar de confianza a sus rematadores. La necesidad de sumar puntos a toda costa de cara al temido trienio también aporta su picante, pues para algunos conjuntos cada carrera, por pequeña que sea, puede resultar decisiva. Las espadas están en todo lo alto y lo mejor está por venir.
Hasta la fecha un velocista está marcando su autoridad por encima del resto. Fabio Jakobsen ya demostró en la pasada Vuelta a España que la terrible caída de Polonia estaba quedando atrás, y que no había miedos o traumas que pusieran balizas en su progresión. El regreso del neerlandés está siendo apabullante. Ya son cuatro triunfos en el inicio de temporada y todas ellas con una autoridad incontestable. Nada nuevo en casa de Lefevere, que vuelve a arrancar el año acumulando triunfos con un equipo entregado a la causa. En Valencia y Algarve hemos visto cómo a los Remco Evenepoel, Kasper Asgreen o Yves Lampaert no se les caen los anillos para darlo todo en punta del pelotón y destrozar el trabajo de cualquier otro equipo que pretenda soplarles la nuca. Con lanzadores como el inigualable Michael Morkov o Bert Van Lerberghe ser velocista siempre es más fácil. Con todo a su favor, Fabio podría tener el enemigo en casa con un Mark Cavendish que sigue dando guerra y ya ha ganado etapa en el Tour de Omán. El de la Isla de Man quiere “superar” a Merckx en el Tour, y será algo que QuickStep deberá gestionar de la mejor manera. Parece difícil pensar, conociendo las maneras del patrón, que en esa batalla no haya algún damnificado. A la espera de duelos directos, el resto de carreras arrojan otros dos nombres que parecen dispuestos a contestar el dominio de Jakobsen.
Caleb Ewan tiene entre ceja y ceja dos objetivos para nada baladíes. Se siente capaz de triunfar en Milán-San Remo y en el Mundial en su casa. Dos objetivos que le obligarán a demostrar que su exhibición en el Poggio en 2021 no fue casualidad, y a mejorar su capacidad de enfrentarse a las cotas (algo que ya ha dejado ya ver en la etapa vencida por Santiago Buitrago en Arabia Saudí o trabajando para Wellens en la montaña del Tour du Var). De momento, parece que eso no está afectando a su explosividad, pues ya cuenta con triunfos de etapa en el Saudi Tour y el Tour du Var. Lotto Soudal ha empezado el año como un tiro en busca de puntos, y “Pocket Rocket” tiene corredores a su lado como el prometedor Arnaud De Lie, que ya ha ganado en la Challenge, o Florian Vermeersch, autor de uno de los mejores lanzamientos del año en la peligrosísima resolución de la etapa inaugural del Tour du Var.
El otro gran nombre, con la dosis de morbo que ello conlleva, es Dylan Groenewegen. Muchos esperan la reedición del duelo con Fabio Jakobsen, después de todo lo sucedido en el Tour de Polonia de 2020. Ambos han tenido que superar muchas losas. Fabio, la física, que llevó a dudar de su regreso a la carreras. Dylan, la mental, convertido en una especie de villano y proscrito. Parece que el cambio de equipo va a ayudar a olvidar aquel desagradable incidente. Con BikeExchange el neerlandés vuelve a sonreír y ya tiene en su haber dos parciales del Saudi Tour, donde pudo medirse, por cierto, con Caleb Ewan. Solo ver el diámetro de sus muslos sirve para darse cuenta del trabajo de fuerza realizado en la pretemporada para llegar como una bestia a los primeros compases del año. En la primera volata del UAE Tour, quizás el de mayor nivel de lo que va de año, dio la impresión de tener gas para superar a Philipsen, pero quiso pasar por donde no había hueco (¿quién dijo miedo?). El equipo australiano necesita puntos para no llevarse algún susto desagradable, y la apuesta realizada por él en el mercado de fichajes es clara, más cuando parece que Michael Matthews lleva tiempo sin llegar al nivel de años pretéritos.
Al acecho, siempre dispuestos a aprovechar su oportunidad, tenemos a una serie de velocistas que están volviendo a recuperar confianza. Romper rachas negativas puede hacer que algunos que parecían relegados a los top 5 o top 10, vuelvan a sentirse capaces de discutir a cualquiera e ir marcando nuevas muescas en su revólver. Es el caso de Alexander Kristoff, que busca una segunda juventud en un inspirado Intermarché-Wanty y que ya ha ganado en Almería. Armado de experiencia y sabiduría, y con un Andrea Pasqualon brillando en labores de intendencia, el noruego tendrá la mirada puesta en las clásicas, en las que puede dar más de un susto.
Otro que está sumando píldoras de maná en estos meses de invierno es Fernando Gaviria. Dos victorias en Omán que el de UAE necesitaba como el comer. La lesión de Álvaro Hódeg le ha dado al colombiano un nuevo espacio que se ve reforzado además con la repesca de un Richeze que en la sexta etapa de la ronda omaní demostró que sigue siendo uno de los maestros de la picaresca en la recta de meta. Un movimiento que le valió la descalificación y las quejas de Cavendish (consejos vendo que para mí no tengo), pero que sirvió para el triunfo de Gaviria. Con un Ackermann que no acaba de arrancar y un equipo que aspirará a todo en todas las carreras, el colombiano necesita sentirse de nuevo ganador.
También cuenta con un triunfo balsámico Elia Viviani. Cierto es que, en un sprint reducido, fruto de los abanicos en el Tour de Provence, pero resulta evidente cómo Ineos busca que el italiano se sienta como antaño en el retorno al conjunto británico. Ver a Ganna o Carapaz dejándose el alma y arriesgando sus opciones en la general por la victoria de su sprinter, demuestran la apuesta del Imperio por volver a contar con un velocista ganador.
De cara a las clásicas que vienen tampoco podemos dejar de lado a un Mads Pedersen que está demostrando un enorme estado de forma. Un ciclista al que parece que algunos culpan de haber sido Campeón del Mundo (bendita condena) para subestimar su nivel. Capaz de meterse en embalajes masivos como el de el GP Marseillaise, dio una auténtica exhibición puncheur en Bellegarde en la jornada inaugural de la Étoile de Bessèges. Y si de velocistas reconvertidos en puncheurs hablamos, qué decir de Bryan Coquard. El galo ha cambiado de aires para volver al WorldTour y reencontrarse con su mejor versión. Dos victorias ya, en Étoile y en el Tour de Provence, conseguidas a base de agonía, vatios y fe en sí mismo, venciendo a estrellas arcoíris como el citado Pedersen o Julian Alaphilippe.
Alpecin parece que ha decidido iniciar la temporada con más calma, pero Philipsen ya se ha anotado su primer sprint del año en el UAE, superando con solvencia a una auténtica pléyade de estrellas de la velocidad. Antes ya se habían llevado un sprint con Jakub Mareczko en Turquía. El italiano será la baza para sumar triunfos en carreras menores, y aún queda ver la mejor versión de los Tim Merlier, superado claramente por Jakobsen en Portugal o el deseado Mathieu van der Poel.
En el mes de febrero no se puede ni debe hablar todavía de decepciones. La temporada es larga y en el mundo de la velocidad las rachas y los altibajos pueden condicionar la percepción de los momentos. Pero es cierto que hay nombres de los que todavía estamos esperando más cosas. Son los casos de Arnaud Démare, lejos de las disputas en Provence y UAE; Giacomo Nizzolo, que con Israel no ha empezado con la misma suerte que en Qhubeka y que se ha visto en el centro de la polémica por sus empujones en Almería; Nacer Bouhanni, que aunque ha estado cerca no parece haber dado el paso adelante que sí está mostrando su equipo y que en Algarve volvió a tener problemas, esta vez con Alex Krisch, por su brusca manera de afrontar las volatas; o el ya citado Pascal Ackermann.
La primavera se presenta apasionante, y aún nos quedan los estrenos de los Wout Van Aert, van der Poel, Sonny Colbrelli, Phil Bauhaus o un Sam Bennett que acaba de debutar con un segundo puesto en el citado sprint estelar de UAE, en el que Danny van Poppel demostró que será una ficha maestra en los lanzamientos del BORA. Ojalá nos regalen los grandes duelos que esperamos en buena lid, y que UCI y organizadores respeten esta bella suerte ciclista controlando más la seguridad de los circuitos y menos los calcetines.
Escrito por Víctor Díaz Gavito (@VictorGavito)
Foto: A.S.O./Oman Cycling Association/Alex Broadway