Si alguien recuerda a Unai Osa es por el Giro de Italia 2001. El ciclismo italiano vivía mucho su carrera y era muy complicado irse abriendo paso entre los candidatos a finalizar en el podio de una de las pruebas más hermosas cada temporada. Pese a haber debutado en el Giro en el año 2000, su gran edición vendría un año más tarde, una explosión al primer nivel que no pilló demasiado por sorpresa a nadie, ya que Unai, el pequeño de los hermanos Osa, venía pegando fuerte en el profesionalismo, tan fuerte como lo hizo en su época de ciclista amateur.
Fue un corredor de clase, de talento. De joven mostraba maneras, como la victoria en el Memorial Valenciaga, una de las pruebas reina del calendario amateur español. Ello hizo que pasase a profesionales en el equipo Banesto. Corría el año 1997 y era el primer año que Miguel Induráin no corría ya en el conjunto navarro. Tal fue así que ficharon a Abraham Olano, la gran esperanza para sucederle, y conformaron una escuadra potentísima que se podía considerar una de las mejores del panorama internacional.
Su talento no tardó en explotar. La Clásica de los Alpes, otrora prestigiosa carrera de un día celebrada para dirimir batallas entre escaladores de gran talento, fue suya en el año 1999. Eran días en los que el ciclismo español necesitaba alicientes, buenas noticias. Y Unai lo fue. El de Deva se haría ese mismo año con el Tour del Porvenir, por donde han ido pasando uno a uno todos los grandes ciclistas del ramo profesional. La expectativa estaba creada, si bien desde el equipo querían ser todavía cautos con él.

Su hermano, Aitor Osa, también rodaba en el Banesto, con mucha más presencia que él. Pero llegó su momento y ese fue el Giro de 2001. El conjunto de Eusebio Unzué tenía a Paco Mancebo y Chava Jiménez como estandartes, por lo que envió a la ronda transalpina un equipo de jóvenes valores como Pablo Lastras, que conseguiría en Gorizia su primera victoria en el Giro, José Luis Arrieta, posterior director del equipo en su era ya Movistar, y Unai Osa, que tenía la ambición de intentar colarse en una buena posición en la general.
Conforme llegaron las montañas se vio que iba a estar arriba. Aquella etapa de La Marmolada con final en el Pordoi estuvo bastante arriba, siendo valiente y atacando. Una magnífica etapa que no trajo el fruto del resultado, pero que dejó muy buenas sensaciones. Al día siguiente se llegaba a Arco, una durísima etapa con el Monte Bondone y el Passo Santa Barbara, una pared cuyo descenso conducía a meta. El vasco estuvo tan fuerte como Gilberto Simoni, dominador y amo y señor del Giro. Fue ahí cuando se convenció de que podía aspirar al podio.
Aún quedaban montañas. Una etapa durísima como la que terminaba en Santa Anna di Vinadio, con la durísima Fauniera por delante, era el escenario perfecto para asaltar incluso la segunda posición, que parecía iba a recaer en Abraham Olano, un ciclista ya veterano que una temporada antes de dejar el ciclismo profesional estaba peleando a distancia con dos escaladores de postín como Unai Osa y Gilberto Simoni. Mucho mérito del de Anoeta, pero también del de Deva, que vio cómo esa etapa tan esperada se suspendía.

Los registros de San Remo provocaron que los ciclistas vivieran una tercera jornada de descanso. Una buena noticia para Olano, al que las cuestas no sentaban nada bien. No tan buena para Osa, que veía recortado su terreno favorito, la montaña. Aún así, conservó su tercera plaza en la dura etapa del Mottarone, donde Simoni dio una exhibición y se llevó el triunfo de la etapa de rosa, una foto que le faltaba. Olano y Osa llegaron por detrás, entre la lluvia, pero conservaron ambos el puesto en el podio.
Unai Osa ya era uno de los nombres del momento, aunque nunca volvería a repetir actuación. Se marchó a las filas del Liberty Seguros en 2006, ya que su papel en Ibanesto e Illes Balears estaba siendo reducido a un mero gregario de montaña. Tras el paso a la disciplina de Manolo Saiz, estalló la Operación Puerto, donde presuntamente se le implicó. Una caída en diciembre le animaría dejar el ciclismo.
Pasó a otros menesteres y a seguir estando presente en el ciclismo, aunque de otra forma, siendo comentarista de ETB durante años.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto de portada: Sirotti