Antes de que la moda de los eslovenos llegase a boca de todos, hubo corredores que en su momento añadían esa sensación de frescura por mostrar una bandera poco común en el ciclismo. Eslovenia tenía embajadores como Gorazd Stangelj, lanzador de un gran sprinter como Alessandro Petacchi, Borut Bozic, el rápido ganador de una etapa de la Vuelta a España en 2009, u otros buenos ciclistas que no alcanzaron en fama ni muchísimo menos las suelas de Primoz Roglic ni de Tadej Pogačar. Uno de los que más se acercó fue Tadej Valjavec, que fue visto como una nota de color en las plantillas de los equipos de los que formó parte, con un interesante bagaje en grandes vueltas, cosechando top ten en varias de sus participaciones, aunque sin brillar nunca excesivamente.
Fue uno de esos corredores que iba ahí, de los que sabíamos de su presencia por las clasificaciones. Hacía su trabajo sin florituras, sin riesgos extremos. No quiere decir que no se inmiscuyese en alguna fuga de vez en cuando, sobre todo cuando ya no tenía opciones de hacer una buena clasificación general, o cuando trabajaba para otros líderes. Ahí fue disciplinado en el trabajo, luchando por aportar a los equipos lo que de él era demandado.
Salió en doce grandes vueltas y terminó las doce. Trece años como profesional y muchas referencias a la actualidad debido a su nacionalidad, una de las dominantes del ciclismo internacional por los dos corredores en boca de todos, y por la regencia de un hotel en las montañas eslovenas (camino de las austriacas) que se hizo famoso por las habitaciones hipóxicas, para mejorar el rendimiento deportivo a través de ese juego con el oxígeno. Una práctica cada vez más habitual en deportistas que simulan dormir en altitud sin necesariamente tener que hacerlo.
Tadej Valjavec se vio envuelto en su propio caso de dopaje. El TAS ratificó la sanción de dos años por valores anómalos en su pasaporte biológico. Absuelto por el tribunal esloveno (OCS), la UCI recurrió ante la instancia de arbitraje deportivo, que finalmente le impuso la sanción. Le anularon el mejor resultado de su carrera, que fue un noveno puesto en el Tour de Francia de 2009, un gran logro dada la gran participación y el nivel de ese top ten en el que se filtró.
Un escalador solvente, podría ser la mejor definición. Un ciclista esloveno del que ahora con toda la fama merecida que tienen los ciclistas de Eslovenia pasará desapercibido, pero que durante un tiempo fue el mejor embajador del país. Y no fue precisamente manco, ya que entre otros logros, más allá de los locales, se llevó la general del Giro Baby en el año 1999. Una prueba que ha lanzado a grandes talentos al estrellato, como a Marco Pantani o Gilberto Simoni. El ciclista de Kranj aprovechó ese hecho para pasar a profesionales con Giancarlo Ferretti y el recién nacido Fassa Bortolo.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto: DELO
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