Historia

Victorias y derrotas (según se mire) en/por la nieve

En las fechas de abril en que estamos no he podido evitar recordar el cumpleaños de uno de mis más adorados escaladores. De los más finos que ha habido según mi criterio personal, totalmente subjetivo, y que pondría al nivel de estilo subiendo de Anselmo Fuerte o de Cubino en sus días scatenati. Siempre digo que su único defecto fue ser estadounidense (de dentadura tampoco iba muy bien). Supongo que ya habéis acertado que estoy hablando de Andy Hampsten. Su cumpleaños es el 7 de abril, dos años más “veterano” (por no decir viejo) que yo. Entonces, me he acordado también de Melchor Mauri, éste dos años más joven que yo (eso sí se puede decir, es políticamente correcto), quien nació un 8 de abril. Ya ven, yo nací un 20 de abril, el mismo día que un tal Adolfo de Austria o el día de la canción de Celtas Cortos.

Efemérides aparte, ¿qué tienen en común Andy Hampsten y Melchor Mauri? Pues que ambos consiguieron su victoria más relevante gracias o a causa de: ¡la nieve!

He recordado así, de modo rápido, otra victoria especialmente ligada a la nieve: Bernard Hinault en la Liège-Bastogne-Liège, un 20 de abril del 80 (¡qué curioso hoy va todo de cumpleaños!). También recordé una victoria polémica ligada a una bandera roja por nieve: Giro del 2014 y Nairo Quintana. Y mis sabios colegas de HighCycling me hicieron recordar una multitud más de eventos ciclistas condicionados por el estado semisólido del agua.

Pero hoy nos dedicaremos a Andy y Melchor. Curiosamente sus arquetipos ciclistas son totalmente opuestos: uno un fino escalador y el otro un fino contrarrelojista. Lo que le sobraba a uno, le faltaba al otro, pero gracias a la nieve obtuvieron una gran victoria.

Andy ganó en el Giro 1988 con la imagen del mítico Gavia nevado y Melchor en la Vuelta a España del 1991, con la anulación de la etapa que tenía que comenzar en Andorra y finalizar en Pla de Beret.

Pero este pequeño escrito tiene como objetivo reivindicar esas victorias que parece que no hubiesen existido de no mediar los temporales de nieve. Hay que recordar que tanto Andy como Melchor ganaron dos etapas en sus respectivas grandes vueltas. Andy una etapa de montaña que finalizaba en Selvino y una cronoescalada con final en Col de Vetriolo. Y Melchor las dos cronos que se celebraron en aquella edición (sin olvidar, y no es baladí, que fueron por delante del Indurain del 91); y aún podíamos añadir también la crono por equipos que ganó la Once, triunfo al cual contribuyó de manera muy sustancial.

En ciclismo siempre nos preguntamos: ¿y si…? ¿Y si Ocaña no se cae en Col de Mente? ¿Y si a Contador no le hubiesen vetado en aquella edición del Tour? ¿Y si Kruijswijk no se cae en el Giro 2016?… Los “y si” no sirven, y esas ediciones respectivas del Giro y del Tour son plenamente merecidas por sus ganadores, que a lo largo de su carrera, demostraron su gran nivel con grandes clasificaciones, etapas y triunfos absolutos tanto en grandes vueltas como en múltiples rondas de una semana.

¡Andy Hampsten y Melchor Mauri, campeones por a pesar de la nieve!

Escrito por Xavier Palacios (@xpalaciosalbaca)
Foto: Sirotti

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