Ciclistas

Vingegaard, el contrarrelojista

Vingegaard, el contrarrelojista. Ya de por sí suena extraño un título como este, ¿verdad? El ciclismo (como la vida) tiene puntos de no retorno. Algunos sprinters empiezan a subir y acaban por ganar en montaña. Algunos contrarrelojistas hacen clic y pelean etapas de montaña. Algunos escaladores terminan no sólo por perder el miedo a las contrarrelojes, sino por dominarlas y hacer de ellas una baza electoral para ser aún más candidatos a victorias en las generales (no hablamos de elecciones, ojo). También de rodar en solitario, exponerse al viento y volar cual ala delta por las carreteras que llevan hacia la meta.

Vingegaard lo vio en su gran rival para el Tour, lo probó y no ha parado en estos meses de correr solo. Entiéndase que no me refiero a la labor de un excelente Jumbo Visma, sino a las exhibiciones a las que se ha dedicado en los últimos tiempos. Recitales que han supuesto muchas victorias (11 en 2023) y en marcos muy importantes, con una alta carga en simbolismo. Lo es Dauphiné, donde los grandes han querido vencer para reafirmarse como machitos alfa de cara al Tour.

De principios de junio a comienzos de julio es cierto que hay muchas historias que pueden variar su argumento y sus protagonistas. Sobre todo el dichoso orden de los factores, de perseguido a perseguir, de candidato vivo y reinante a la decepcionante muerte de un rey que busca sucesor. La obsesión con la energía en las últimas semanas, ese claro alegato de quitarse lo bailao que es el ciclismo moderno para los Cinco Magníficos.

Conflictos internos entre equipo y corredor que se resuelven de una misma forma: el ciclista acaba por ser más grande que los miedos que le rodean. Vingegaard ha demostrado en la contrarreloj de Dauphiné que las cabalgadas en solitario intentando mantener el pulso psicológico a Tadej Pogačar han tenido su efecto. Rodar en solitario, como en las cronos, es la asignatura pendiente de todo escalador, más aún frente al viento y al llano.

La crono de Dauphiné se disputó sobre treinta kilómetros con toboganes y terreno ciertamente duro, sin tratarse ni mucho menos de una cronoescalada o las temidas cronos mixtas que sólo se estilan ya en el Giro de Italia y veremos por cuánto tiempo. Jonas rodó por encima de todos si dejamos de lado al sorprendente Mikkel Bjerg. Fue una demostración de que no sólo está preparado para dominar a todos en montaña, sino que puede convertirse en un dominador de todos los terrenos, como su archirrival y otros dominadores del ciclismo.

Bien es justo reconocer que la crono no tiene ahora el peso de antaño y menos en el Tour, si bien tampoco es justo olvidar que el rendimiento del ciclista danés en esta disciplina nunca ha alcanzado el merecimiento del adjetivo mejorable. Ha limitado siempre muy bien las pérdidas, al menos desde que es candidato a ganar el Tour de Francia. Desde la demostración de Dauphiné 2023 ya no tiene vuelta atrás y será para siempre tenido en cuenta como otro ciclista total, nada de meramente un gran escalador. Un ciclista completo, un claro ejemplo de potencial dominador del ciclismo de no haber coincidido en el tiempo con otro/s genio/s.

Vingegaard tiene el reto de confirmar que su victoria en el Tour 2022 no fue fruto únicamente de un mal día de Tadej (Col du Granon). Esos 22 kilómetros de crono que la ronda gala propone en esta edición 2023 ya no serán un arma del esloveno frente al ganador en ejercicio. La balanza se ha igualado. Tanto que no sería de extrañar que el danés se imponga al ciclista del UAE en esta exigua cita contra las manillas del reloj en plenos Alpes, en pleno mes de julio. Veremos.

Escrito por Jorge Matesanz

Fotos: ASO / Ceusters

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