Ciclistas

Wout Poels, el gregario de los súper poderes

Wout Poels representa una de esas dos corrientes que suelen aportar los Países Bajos al ciclismo profesional. Cuántas veces habremos escuchado a tal clasicómano llevarse tal otro monumento. Cuántas un escuálido y espigado escalador que sube por las paredes del Alpe d’Huez para darle fama entera a una de las montañas más míticas del ciclismo internacional. Desde ese prisa, se entiende muy bien el papel de un Wout Poels que contrasta frontalmente con el modelo que representa Dylan Van Baarle, ganador en ejercicio de la París Roubaix, si bien encuentran un punto en común y es que ambos son gregarios de lujo cuando deben serlo.

La de montañas que han visto pasar a este ciclista luciendo tantos maillots diferentes y siempre dando juego, ya sea en posición ofensiva como en posición, sobre todo, defensiva. Froome le debe muchas de sus victorias al neerlandés. El ciclista de Limburgo debutó en el Fondas-P3Transfer, pero no sería hasta el año 2009 cuando se le comenzaría a conocer de un modo más certero.

Pese a ello, se proclamó campeón de la entonces prestigiosa Vuelta a León, lo que le valió el fichaje por el Vacansoleil, en cuyas filas comenzó el recital en las cuestas. Su primer gran recuerdo tuvo lugar en la Vuelta a España de 2011. No pudo ganar, pero se encontró con la medalla de plata en dos rampas de gran dureza y prestigio en la ronda española como lo son Valdepeñas de Jaén y el Alto de l’Angliru. Igor Antón y Juanjo Cobo fueron sus verdugos. Si bien se quedó a distancia de lograr levantar los brazos, sí que se observó calidad en un muchacho de apenas 23 años.

Wout Poels escala Pla d’Albis, en el Tour de 2019 © ASO / Pauline Ballet

El tiempo le fue llevando a Quick Step, toda vez que el Vacansoleil cerró en 2013 junto a Euskaltel y otros conjuntos célebres del máximo nivel, y pasó al Sky de Chris Froome. Este fichaje fue clave para el crecimiento de Wout Poels como ciclista y para terminar de dar ese último impulso al líder británico en las mejores carreras. Richie Porte, ese ciclista que acostumbraba a hacer de lanzador del cuatro veces campeón del mundo, necesitaba ya un relevo. El aussie estaba pensando en dejar el grupo e iniciar su carrera en solitario. Focos que tardaron en llegar para el australiano, por cierto.

Poels mejoró incluso ese papel, saliendo al rescate de su gran jefe cuando más lo ha necesitado. En el Tour fue de los mejores escaladores, parecía que no se le acababa la cuerda. Suya fue la rueda a seguir por Chris Froome en Alpe d’Huez cuando Nairo Quintana le puso supuestamente contra las cuerdas. Precisamente en la montaña de los holandeses. Fue clave también en la consecución de la Vuelta a España en 2017. Inolvidable esa ascensión al Angliru, donde volvió a ser segundo, por cierto, en la que tomaba las curvas por el interior, entre porcentajes superiores al 20%, algo inhumano.

Wout Poels corona junto a Froome el Angliru: la Vuelta 2017 está a salvo © Unipublic / Limiwa

Sexto fue en la ronda española. O en el Giro de Italia de 2018, donde después de quedarse descolgado varias veces, revivía para proteger las opciones de su líder, el también inagotable Chris Froome. Así constantemente. Como a Porte, le llegó su momento en 2020, año de inicio de la pandemia, para lucirse como líder de un equipo en el que pronto regresó al redil y volvió a ser un gregario de lujo. Fue un año extraño, aunque le dio tiempo a mejorar sus registros de 2017 y finalizó en igual posición en la general final de la Vuelta.

Después intentó buscar el lucimiento más esporádico, en persecución de una etapa en una gran vuelta, porque no, no tiene ninguna aún. Por el camino también intentó asaltar el maillot de la montaña del Tour, que no cae del lado de un holandés desde 1989, cuando Theunisse, del PDM, se proclamó vencedor. Sí lo consiguió un equipo del país, el Rabobank, aunque de la mano de un ciclista danés como Michael Rasmussen. Otro danés ha coronado la misma clasificación en 2022 para el Jumbo-Visma. Poels tiene ahí dos bonitos retos por cumplir.

Wout Poels demuestra que los puntos de la montaña son contagiosos © ASO / Pauline Ballet

Sin embargo, su mejor logro ha venido de la mano de una clásica. La Lieja Bastogne Lieja fue suya en 2016, donde se impuso a varios durísimos rivales como el suizo Albasini, el portugués Rui Costa o el ya muy venido a menos Samuel Sánchez.

Tiene contrato con el Bahrain-Victorious hasta la temporada 2024 inclusive, por lo que cumplirá cinco años en la estructura, misma longitud de contrato que cumplió en Vacansoleil y en Sky. Quince años al máximo nivel más el añadido de la temporada en Quick Step. Se dice pronto.

Ha superado la veintena de victorias, nada fácil para un corredor al que se le da bien la llegada explosiva que tiene más corredores peleándolas que oportunidades reales de victoria. Eso sí, sus victorias de etapa son canela fina: Dauphiné, País Vasco, París-Niza, Volta Catalunya, Tirreno Adriático, Tour de Gran Bretaña… Y dos generales, ambas en España, como son la Vuelta Andalucía en 2022 o la Vuelta a la Comunidad Valenciana en el ya lejano año 2016.

Wout Poels a punto de iniciar la Vuelta 2019 © PHOTOGOMEZSPORT2019

La ansiada victoria en una vuelta grande y ese lucimiento personal que parece no terminar de llegar deben ser sus objetivos de aquí en adelante. No sería para nada descartable verle algún año de estos participar en las tres grandes para buscar fugas. Sería el colofón a una carrera ciclista de primer nivel, en los mejores equipos y en los escenarios top.

Aunque siempre parece encontrarse alguien por delante de él en el escalafón, como Mikel Landa en el último Giro. Si bien su carácter es bastante anárquico en carrera, los resultados están ahí. Puede que cierto tipo de equipo prefiera más ciclistas que supongan un A, B y C, pero la calidad y la presencia que garantizan un corredor como Wout Poels merece la pena.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Foto de portada: ASO / Alex Broadway

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