El belga corona el Mont Ventoux y vence la etapa tras el descenso. Exhibición de cualidades y saber resolver una fuga repleta de escaladores y de ciclistas de Trek que tácticamente nada pudo hacer ante el poderío de un Van Aert que fue segundo en el sprint del día anterior ante Mark Cavendish. Después de esta auténtica demostración de poderío, ¿quién defiende que este ciclista se deba únicamente dedicar a pelear la victoria en las pruebas de un día?
Que este corredor era un fuera de serie nadie lo dudaba. Hace algunas temporadas, la duda era cómo iba a ser su adaptación al pelotón profesional, visto que su legendario duelo con Van der Poel podía ser trasladado a la ruta. Una vez superada esa barrera, se comenzó a hablar de su adaptación a las carreras de un día y a las clásicas de pavé, aquellas donde se requiere una preparación específica y para las que muchos corredores dedican una carrera de sacrificio sin basar sus entrenos y competiciones en nada más. Strade Bianche, con la dureza por todos conocida, Milán-San Remo, Amstel Gold Race o Gante Wevelgem atestiguan que Wout es corredor para las pruebas de un día más prestigiosas del calendario.
Segundo en el Mundial de ruta tras Alaphilippe, segundo en el Tour de Flandes tras otro ‘coco’ y gran rival, Mathieu Van der Poel, campeón de Bélgica en ambas modalidades y muy buenos puestos en todas las carreras en las que se coloca un dorsal. La siguiente estación a lograr sería estabilizarse en las pruebas por etapas de una semana, con vista a testar su prestación futura en las grandes vueltas. Si bien no pudo imponerse en Tirreno-Adriático, donde fue batido por otro ‘magnífico’ como Tadej Pogacar, demostró que es tenaz y que sabe limitar muy bien pérdidas, así como aprovechar sus terrenos cuando tiene ocasión. En contrarreloj es una auténtica bala. En la media montaña, imbatible. Pero es que desde que ha coronado el Mont Ventoux ya no hay ninguna duda de que se trata de un ciclista capaz de pasar con los mejores la alta montaña.
No subirá muchos puertos más duros que el ‘gigante de la Provenza’. Pero de lo que no cabe duda es que ese rendimiento llega después de una etapa dura, larga y una ascensión final a la que se llegó con desgaste por los metros de desnivel acumulados y por el ritmo al que se recorrieron los mismos. Una demostración que le debe hacer ganar confianza en sí mismo de cara al futuro, porque siendo bueno en contrarreloj, teniendo la explosividad para ganar a velocistas puros como hizo el propio año pasado (donde trabajó de forma eficiente para Primoz Roglic en todos los terrenos) y capacidad para superar los puertos dejando en la estacada a supuestos mejores escaladores que él, no debe ser visto inferior a nadie.
Puede que el empleo excesivo de fuerzas en la etapa de Le Creusot, previa a los Alpes, le hiciera perder esa chispa necesaria para afrontar los Alpes. Fueron 250 kilómetros corridos a fuego, con una media cercana a los 45 km/h. No cabe más que entender que la rivalidad con su ‘némesis’ en el CX le llevara a un alarde que después pagaría en las dos jornadas posteriores. Sin ello quizá estaríamos hablando de uno de los mayores rivales de Pogacar por el maillot amarillo con la contrarreloj del penúltimo día como posible punto de asalto al liderato. Ciclismo ficción. No lo serán futuras ediciones donde el belga nazca con las mismas responsabilidades que Primoz Roglic, en el mismo equipo. Después de este Tour, quién sabe si habrá un antes y un después en ese sentido. Van Aert necesita tener espacio para poder brillar con la intensidad que necesita. Jumbo-Visma es un gran conjunto donde además del campeón esloveno surgen otros astros como Vingegaard o los clásicos Dumoulin, Kuss y Kruijswijk, que también reclamarán su sitio en la mesa.
Las comparaciones con Merckx son odiosas en todos los casos, pero no tanto en ésta. Hablamos de un ciclista capaz de vencer al sprint, contra el crono, de vencer la alta montaña… ¿acaso no se puede asemejar al ‘Caníbal’? Le falta tener lo que Eddy tuvo: un equipo volcado por y para él y la confianza en que puede llegar tan alto como quiera.
Texto: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Foto: Sirotti