Suele decirse que el camino más corto entre dos puntos es la línea recta. La ciencia ya ha demostrado que no siempre es así. También Yesid Pira, joven ciclista enrolado actualmente en las filas del Caja Rural, demostraría la inexactitud de la frase. Para el boyacense el camino más corto entre el anonimato y el profesionalismo fue una línea de 23,4 kilómetros, y para nada recta: la que dibuja la ascensión al Alto de la Línea, coloso andino de la Cordillera Central colombiana.
El triunfo en la cuarta etapa de la Vuelta a Colombia 2021 puso a Yesid Albeiro Pira Parada en el foco. Con un ataque a 7 kilómetros de meta, destrozó a todos sus rivales con un nivel de escalada digno de los mejores escarabajos. Su primera victoria profesional llegaba acompañada de un maillot de líder que perdería en la contrarreloj de dos días después. Terminaría quinto en la general final, siendo el mejor joven de la prueba. Pero la puerta ya había sido derribada. Yesid Pira se había convertido en “El Rey del Alto de la Línea”, y pronto se comenzaron a apelotonar las llamadas y cantos de sirena para dar el salto a Europa.

La retransmisión en directo de la etapa ayudó a aumentar la repercusión del triunfo del joven ciclista de Siachoque. Su historia personal y deportiva demostraba, como en tantos otros casos entre sus paisanos, que el talento del boyacense era puramente innato. No en vano, esa vuelta a Colombia era solamente su quinta carrera de alto nivel. La historia del adolescente que dejó su pueblo para irse a la gran capital, Bogotá, para trabajar en la construcción junto a su hermano para luego pasar a repartir comida a domicilio, aprovechando sus dotes en la bicicleta. Un pedaleo que, animado por un amigo, acabó por adentrarlo en el circuito profesional en un 2020 que le obligó a compaginar trabajo, entrenamientos y confinamientos, para cambiar su vida radicalmente aquel mágico 20 de abril de 2021.
Llegaba el momento de deshojar la margarita para dar el salto a Europa. De nuevo había una línea recta para atajar, pasando directamente a algún súper equipo WorldTour, pero el exceso de ambición suele costar caro. Mucho mejor dar pasos más cortos y seguros, especialmente con la poca experiencia en profesionales. Lo importante es el aprendizaje y la adaptación. Por eso la posibilidad de firmar por Caja Rural era ideal. Un equipo con las ideas claras, en el que el idioma tampoco sería un problema y que garantiza un calendario competitivo. Un fichaje por el filial sub23 que le permitiría una primera toma de contacto con el circuito europeo.

Además de dar muestras de su clase en algunas pruebas del calendario sub23, Yesid Pira tendría la opción de enfrentarse a las grandes carreras de su categoría. Un sueño que parecía inalcanzable poco tiempo atrás. En junio conocería el Giro Baby, con una actuación discreta pero muy valiosa para seguir creciendo, pues sería capaz de completar las diez jornadas de la ronda italiana. Menos suerte tuvo en Valle d’Aosta, donde se tuvo que retirar en la segunda etapa camino de Cervinia. La guinda al pastel la pondría luciendo la tricolor de su selección nacional en el Tour de l’Avenir, donde sería importante gregario en la montaña de un Andrés Camilo Ardila que no logró cumplir las expectativas. Curiosamente, podríamos ver buenos enfrentamientos este año en el calendario español entre el siachoquense de Caja Rural y el mariquiteño fichado por Burgos BH.
Caja Rural ha apostado fuerte por este corredor, que ya a final de ese 2021 ascendía como stagiaire al primer equipo, para convertirse en miembro de pleno derecho del conjunto verde en la pasada temporada. Un año en el que no pudo dar el salto de calidad esperado, aunque dejó algunos buenos destellos en la siempre exigente Volta a Portugal. Completado un merecido margen de adaptación, y con un equipo que sueña con regresar a una Vuelta a España plagada de finales en alto, 2023 debe ser el año en el que Yesid Pira encuentre su sitio en el pelotón. ¿Despegará de nuevo el escarabajo que reventó el Alto de la Línea en 2021?
Escrito por Víctor Díaz Gavito
Fotos: Caja Rural