Historia

Zoetemelk. Mucho más que un segundón del Tour

25 de abril de 1987. Meerssen (Holanda).

Un hombre, con el dorsal 139, y el maillot “cuasi-bético” del Superconfex-Yoko, comparece solo en la meta de la Amstel Gold Race.

Es muy veterano, cuarenta y un años, y holandés de La Haya, lo que hace que el público que se congrega en la línea de meta aplauda enfervorecido.

Se llama Gerardus Joseph Zoetemelk, más popularmente conocido como Joop Zoetemelk, alza los brazos, y en el pódium le flanquearán su compatriota del PDM, Steven Rooks (vencedor de la edición anterior en la que Joop había quedado segundo), y el británico Malcom Elliot.

Será su última victoria profesional.

El palmarés de Zoetemelk es el de una auténtica estrella del ciclismo.

Vencedor de la Vuelta a España 1979 y del Tour de Francia 1980, es, por el momento, el último de los holandeses en haber divisado, desde el más alto de los peldaños, el final de las grandes rondas francesa y española (solo Dumoulin en 2017 ha saciado, parcialmente, esa hambre de sonados triunfos en grandes vueltas para los tulipanes).

Además de la ya referenciada Amstel de 1987, Zoetemelk fue dos veces campeón nacional en ruta (1971 y 1973), y, entre un largo etcétera de triunfos, resplandecen su Flecha Valona de 1976, su Tirreno Adriático de 1985, su doblete en París-Tours (1997 y 1979) y su triple corona en la París-Niza (1974, 1975 y 1979).

Un ciclista que, ya desde amateur, había dado señales de la gran calidad que residía en sus piernas. Oro olímpico en los 100 kilómetros por equipos en México´68 y vencedor del Tour Porvenir y de la Vuelta a Yugoslavia el año siguiente.

La figura de Zoetemelk es recordada, a menudo, por dos aspectos anecdóticos. El primero de ellos no es otro que el de haber conseguido enfundarse el maillot arco iris de Campeón del Mundo a la más longeva edad de todas las ediciones disputadas.

Se trata de la competición librada en 1985, en la localidad italiana de Giavera del Montello, y el holandés se impuso al estadounidense Greg LeMond y al local Moreno Argentin (quien sería su sucesor en Colorado Springs en 1986), a la nada despreciable edad de 38 años y 9 meses (y, como ya hemos anticipado, no fue la última de sus tardes de gloria).

Si tienen ocasión de recuperar el visionado de las imágenes, su modo de imponerse les recordará, sospechosamente, al de la Amstel. Un pelotón no muy numeroso que rueda fugado, un momento de impasse, Zoetemelk que elige el lado contrario de la carretera, no parece un ataque, no se intuye el demarraje, el hueco empieza a crecer y le saludan en meta.

El segundo es el de haber ostentado, hasta el año 2012, uno de esos récords que hablan muy bien de la profesionalidad de un deportista. El holandés había concluido el Tour de Francia en 16 ediciones (las comprendidas entre 1970 y 1986, con la excepción de 1974, en la que sufrió una durísima caída en el Tour de Romandía al chocar con un vehículo que le provocó importantes daños craneales). Tuvo que ser el americano George Hincapie el que derrocara esa auténtica leyenda de empeño.

Sin embargo, y debido a la gran entidad de sus éxitos, en ocasiones se olvida uno de los perfiles que evidencian la calidad del ciclista neerlandés. Y es que Zoetemelk ocupó el segundo puesto del Tour de Francia hasta en seis ocasiones, en la horquilla temporal que comprenden los años 1970 y 1982.

Para que se hagan una idea del nivel de rivales que hubo de enfrentar, citaremos los seis ganadores de aquellas ediciones: Merck (70 y 71), Van Impe (76) e Hinault (78, 79 y 82) y detectarán, rápidamente, que para su mayor mala fortuna, el holandés enfrentó dos grandes de las épocas tiránicas del ciclismo moderno.

La fama en el ideario popular de segundón la lucró Poulidor (quien “tan solo” fue segundo tres veces y tercero hasta en seis), que también hubo de sufrir a dos gigantes de la talla de Anquetil y Merckx y que, además, fue tercero en 1976, la edición que venció el belga Van Impe y ya relatamos quién fue el segundo de la terna.

Esa maquinaria de difícil intelección para los aficionados ciclistas que es la estadística, coloca a Zoetemelk en el puesto decimoséptimo de la clasificación de los cien mejores ciclistas de todos los tiempos según el Cycling Hall of Fame de la UCI, pero, para todos, Joop es ese bravo ciclista holandés al que, solo la aparición de dos extraterrestres como Merckx e Hinault le impidieron ocupar un lugar más destacado.

Muchos de los que le aplaudieron aquella tarde en Meerssen, hace ahora casi treinta años, quizá no sepan que ahora vive en Germigny- l’Evêque, donde en septiembre sufrió un accidente de circulación, siendo atropellado en su bici por una motocicleta, que, afortunadamente, no comprometió su vida.

Escrito por: Ángel Olmedo
Foto: Sirotti

Incluido en el Nº6 de HC

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *